En Wainrot, tras bambalinas, Teresa Costantini no nos entrega un biopic tradicional, sino algo mucho más profundo: un retrato del poder transformador de la resiliencia a través de los ojos y el arte de Mauricio Wainrot. Este documental no busca ser una cronología de hechos, sino un viaje emocional que explora cómo un hombre, marcado por las tempestades de la vida, encontró en la danza una forma de renacer y trascender.
La conexión entre Wainrot y el personaje Prospero de su ballet La Tempestad–inspirado en la obra homonima de Shakespeare– es el corazón de esta obra. Así como dicho personaje enfrenta la soledad, el duelo y la necesidad de reconciliarse con su destino, Wainrot refleja en su arte las mismas batallas internas. Su danza no solo es técnica y belleza, sino un testimonio de vida: cada movimiento lleva consigo una lucha, cada coreografía es un renacimiento.
A través de material de archivo y valiosos testimonios de figuras como Paloma Herrera y Julio Bocca, el documental nos permite vislumbrar cómo el dolor personal de Wainrot se transforma en obras que conmueven profundamente. Desde Carmina Burana y Ana Frank hasta La Tempestad entre algunas, cada creación es un eco de su capacidad para resistir y resurgir. Pero más allá de los logros artísticos, lo que emerge es un artista que nunca dejó que el peso del pasado apagase su espíritu creativo.
Lo que diferencia a Wainrot, tras bambalinas de otras películas sobre artistas es su enfoque en la fuerza de la resiliencia. No se trata de glorificar la trayectoria de Wainrot, sino de mostrar cómo enfrentó las adversidades de la vida –marcadas por el dolor, la pérdida y el exilio emocional– para transformarlas en una fuente de creación. No es una historia de perfección, sino de humanidad: el arte como herramienta para sanar, para encontrar sentido y para conectar con el mañana.
El documental también nos invita a reflexionar sobre el papel del arte en nuestra sociedad, particularmente en el contexto cultural y político de Argentina. Wainrot es un sobreviviente, pero no uno diferente a los demás; es un testimonio de cómo el arte puede dar significado a la lucha cotidiana.
Costantini, con una dirección que equilibra delicadeza y pasión, construye una obra inspiradora. Wainrot, tras bambalinas no es un mero recorrido por la vida de un coreógrafo; es una oda a la capacidad humana de levantarse, al poder del arte para transformar el dolor en belleza, y a la danza como un acto de resistencia y esperanza. Es una invitación a enfrentar nuestras propias tempestades con valentía y a recordar que siempre es posible encontrar un nuevo amanecer.