They whisper in your ear (Proyecto El libro de los huesos)
Tambor Fantasma
Percusión y dirección Bruno Lo Bianco
Percusión
Oscar Albrieu Roca Gonzalo Pérez Terranova Daniela Cervetto Lucas Udrisard Gabriel Rodriguez Pablo Luque
Programa
Michael Gordon
(1956, Estados Unidos) Loved (2020)
Giacinto Scelsi
(1905-1988, Italia) Riti: I funerali d´Achille (1962)
Mario Ficarelli
(1935-2014, Brasil) Tempestade Ossea (1997)
Yoshihisa Taira
(1937-2005, Japón) Dimorphie (1981)
Hugo Morales Murguía
(1979, México) Phobia (2015) (fragm. “Battucata”)
Martín Gendelman
(1976, Argentina) They whisper in your ear (2024)
Al entrar a la sala del CETC nadie podrá dejar de asombrarse ante una extensa y variadísima “cocina” donde sería ocioso determinar qué instrumentos de percusión podrían faltar, o hasta mencionar los nombres de semejante cantidad de placas, campanas, parches (desde pequeños hasta inmensos, distintos tipos de “gran cassa”), discos metálicos, accesorios… y en primer plano, tres fenomenales quijadas de asno en sendas mesas…
Pero lo que siguió abrigaba más sorpresas aún, casi podría decirse una muy diferente con cada obra. Destaquemos, pues, algunos rasgos salientes de cada una. Por de pronto, como ya anunciará el conductor del ensamble, el notable virtuoso de la percusión Bruno Lo Bianco – de reconocida trayectoria internacional -, todas se hallan comprendidas en el mismo Proyecto “Huesos” que homenajea el tema de la muerte; una hiperbólica ampliación expresiva, instrumental, con la incorporación de nuevas técnicas, del logrado primordio que Saent-Saëns asignara analógicamente al xilofón
Así, desde la oscuridad sólo quebrada por las diminutas luces de los atriles y rodeando al público, “Loved” de M. Gordon, escrita originalmente como instalación de sitio específico, los Jardines Botánicos de Brooklyn, N.Y. en homenaje a los que se llevara la pandemia COVID-19 en 2020. Un trino perpetuo de campanas tubulares – esta vez horizontales – en el que se superponen brillantes segundas, rodea en un penetrante abrazo la memoria.
Siempre críptico y autoexcluyente en un encierro sin fisuras, aberturas, quiebres ni luces, el imaginario rito de funerales del homérico Aquiles diseñado por G. Scelsi nos transporta a un calmo, oscuro y asordinado aislamiento, un “sottovoce” inmóvil.
El brasileño M. Ficarelli establece en su “Tempestade Ossea” (nuevamente el tema de los huesos) un vaivén en forma de olas insistentes en las placas, rítmicamente preciso y sumamente atractivo, que se interrumpe inesperadamente, aunque un asordinado trino emerja del aparente silencio, para nuevamente enfurecerse la borrasca: un enérgico “perpetuum mobile” alternante hasta la calma final.
No es la primera vez que “Tambor Fantasma” interpreta la tranquila obra del japonés-francés Y. Taira (para sólo dos músicos) destacando una anterior versión en medio de una muestra que incluía cuencos flotantes, acordes con la atmósfera oriental, así como los diferentes círculos metálicos (tam-tams, gong, platos suspendidos o bien apoyados sobre parches) y salientes woodblocks.
Evidentemente la “Batuccata”, fragmento de “Phobia” de H. Morales tendría el “premio del público” ya que su paroxístico arrebato rítmico – los intérpretes prácticamente “bailan” la obra – es sumamente “contagioso” y sin duda todo el auditorio se mueve, ya que la transmisión es impecable (no en vano el líder del grupo la llama “la parte más divertida”). Por otra parte, es claro el vínculo con la gran tradición mexicana del Día de los Muertos. Las partituras o indicaciones rítmicas (del unísono a la polirritmia) se hallan adheridas imperceptiblemente a las mesitas en las que se apoyan las grandes quijadas, que son percutidas o raspadas, hasta con intensos “glissandi” sobre sus dentaduras…
Finalmente, la obra que da título al concierto, “They whisper in your ear” escrita especialmente para el ensamble por el neuquino Martín Gendelman residente en Estados Unidos – y presente en la función que presenciamos – donde el conjunto hubo de estrenarla. Y desde luego pone en juego al grupo completo alcanzando el empleo completo del instrumental. Se anuncia la próxima grabación de la obra (todas las anteriores son accesibles, ya sea por “Tambor Fantasma” o equipos que las hayan estrenado).
En conclusión, un despliegue absoluto del virtuosismo más acabado, que no había de perderse de ninguna manera, saludado con ovaciones del deslumbrado público.