Bajo terapia, de Matias Del Federico
Teatro Metropolitan Citi, Av. Corrientes 1343. Ciudad de Buenos Aires
Temporada 2016
Direccion: Daniel Veronese
Elenco (por orden alfabético)
Lara Cymer
Héctor Dias
María Figueras
Valeria Lois
Darío Lopilato
Carlos Portaluppi
Asistente de dirección: Felicitas Luna
Diseño de escenografía: Maria Oswald
Diseño de iluminación Marcelo Cuervo
Diseño de vestuario: Valeria Cook
Vestidora: Dalila carro
Staff Teatro metropolitan City
Producción general: Sebastián Blutrach, Pablo Kompel. Mauricio Dayub, Ignacio Laviaguerre,
Carlos Rotemberg, Julio Gallo.
Bajo terapia es una obra que no necesita promoción.
Tiene un timing que refleja de manera tan detallada los arquetipos argentinos contemporáneos que el boca a boca es suficiente para garantizarle un éxito de público masivo. El texto es una seguidilla de argentinismos, frases hechas, estereotipos dichos y repetidos, en un ida y vuelta que arranca en casa, sigue en la calle, pasa por la televisión y termina en el diván; arrastrando los traumas, las relaciones, los amores y los odios.
Sumado a la excelente producción y el nivel de un teatro como el Metropolitan Citi he allí la receta de un éxito.
La obra de Matías del Federico retrata, pasando de la burla a la ironía, diferentes personajes, no solo conocidos o vistos en la calle o en una esquina; no solo eso, también uno incómodamente se ve reflejado. Se mueve en el asiento inquieto y mira para los costados, quien esté libre de pecado….
Muestra lugares, sonidos, frases, emociones que en tono de comedia desnudan las miserias humanas.
La dirección actoral y la cantidad de funciones garantizan el ritmo, a tal punto que uno se cree presenciando una sesión real de terapia.
Después de la función charlamos con Héctor Díaz sobre el texto, y surgen las preguntas habituales: ¿Se improvisa? ¿Qué hay agregado? ¿Se respeta el texto? Nos decía que algunas cosas se agregaron durante los ensayos pero que la obra está muy ensayada, lo cual se nota.
La solidez de todas las actuaciones, en especial de Héctor Díaz y Valeria Aloiz, que llevan hilo de la acción y la conducen hasta el desenlace sorpresivo y abrupto, hacen amena la velada, ayudan al total disfrute del espectador.
Carlos Portaluppi aporta la oscuridad y perversión necesaria para que la obra no caiga en una comedia más.
Los detalles del vestuario, si bien es ropa que uno puede ver en el foyer del teatro, ayudan con el drama. Los talles ajustados, incómodos, profundizan la sensación de que nadie esta cómodo en terapia.
La escenografía es austera y las partes técnicas son impecables, se escucha y se ve perfecto desde toda la sala.
Un final políticamente correcto, con cierta dosis de moralina ayudan a enmarcar un éxito, teatral y social.