Tannhäuser ‘Gran Ópera Romántica’ en 3 actos de Richard Wagner 1813 – 1883 Libreto de Richard Wagner – Dresde, Teatro de la Corte Real, 19 de octubre de 1845. Orchester der Wiener Staatsoper. Chor der Wiener Staatsoper. Philippe Jordan (Dirección de orquesta). Lydia Steier (Regista). Clay Hilley (Tenor) : Tannhäuser. Malin Byström (Soprano) : Elisabeth. Ekaterina Gubanova (Mezzo-soprano) : Venus. Martin Gantner (Barítono) : Wolfram von Eschenbach. Günther Groissböck : Landgraf Hermann. Daniel Jenz (Tenor) : Walther von der Vogelweide. Neal Simon (Tenor) : Biterolf. Lukas Schmidt (Tenor) : Heinrich der Schreiber. Función 22/5/ 2025. Nuestra calificación: regular
¡Oh, Tannhäuser, joya inmortal del alma wagneriana, qué ultraje has sufrido en la Ópera Estatal de Viena en esta aciaga temporada 2024/25! Con el corazón inflamado por la promesa de la grandeza de Wagner, uno se adentra en el sanctasanctórum de la Ringstraße, soñando con la colisión de lo sacro y lo profano, con la exaltación del drama musical bajo la batuta de Philippe Jordan. Mas, ¡ay!, lo que se despliega ante nuestros ojos es un espectáculo que, en su delirio de modernidad, troca la solemnidad de Wartburg por un carnaval de banalidades posmodernas, digno de un cabaret de dudoso gusto.
Dirección escénica
La dirección de Lydia Steier, con un fervor que Wagner habría reservado para maldecir a los filisteos, transforma el Venusberg en un tableau de neón chillón, más propio de un espectáculo de variedades que de la sensualidad mitológica. La bacanal, esa vorágine de deseo que debería estremecer el alma, se reduce a un desfile de clichés visuales que parecen robados de un vídeo musical olvidado en los ochenta. La escenografía de Momme Hinrichs, con sus proyecciones y vídeos, no ilumina, sino que aturde, como un heraldo que proclama su mensaje con un megáfono roto.
Dirección musical
Philippe Jordan, en lo que debería haber sido una despedida apoteósica de Viena, nos ofrece una lectura de Tannhäuser que, aunque técnicamente impecable, carece del fuego dionisíaco que exige el drama wagneriano. La orquesta de la Ópera Estatal, joya de precisión, suena como un reloj suizo, pero sin el latido de un corazón wagneriano. Los coros de peregrinos resuenan con nobleza, pero no bastan para redimir una dirección que parece temer despertar a los dioses del Walhalla con excesiva pasión.
Elenco
- Clay Hilley (Tannhäuser): Con brío de guerrero, pero sin la sutileza de un trovador, su voz embiste más que acaricia, convirtiendo el lamento del caballero en un grito de taberna.
- Malin Byström (Elisabeth): Su “Dich, teure Halle” destila una dulzura que conmueve, pero la dirección escénica la abandona como a una doncella olvidada en un rincón del drama.
- Ekaterina Gubanova (Venus): Su diosa del amor, en lugar de seducir, parece declamar su poder con la sutileza de un cartel publicitario.
- Ludovic Tézier (Wolfram): Único faro en esta tormenta, su “Abendstern” brilla con poesía, aunque lucha por no naufragar en el caos circundante.