La habitación de al lado (The room next door, España ,2024)Dirección: Pedro Almodóvar. Guión: Pedro Almodóvar, inspirado en la novela Cuál es tu tormento, de Sigrid Nunez. Fotografía: Eduard Grau. Música: Alberto Iglesias. Intérpretes: Tilda Swinton, Julianne Moore, John Turturro, Juan Diego Botto. Nuestra calificación: regular
Pedro Almodóvar ha decidido llevarnos de la mano en La Habitación de al Lado, un viaje donde la muerte es protagonista… aunque el verdadero reto, como espectador, es mantenerse despierto. Con Julianne Moore y Tilda Swinton interpretando a Ingrid y Martha, dos amigas reconectadas para una despedida existencial, Almodóvar nos invita a contemplar la vida y la muerte… pero a un ritmo tan lento que uno se pregunta si el verdadero peligro no es perder el sentido de la realidad. ¡Bienvenidos a la clase magistral de cómo hacer que dos horas parezcan toda una eternidad!
La trama es simple: Ingrid y Martha, exitosas y sofisticadas hasta el punto de parecer muñecas de lujo, se encuentran de nuevo tras años de distancia. ¿Por qué? Porque Martha ha decidido, en un giro que es pura “deep web” dramática, que ya ha tenido suficiente de la vida y quiere irse «a lo grande.» ¿Y quién mejor que Ingrid, su amiga redescubierta, para acompañarla en este «viaje»? Una premisa potente, claro, si no fuera porque el guion decide tomar la ruta panorámica a la emoción… esa en la que uno termina dándole vueltas a diálogos que no van a ningún lado, en habitaciones que parecen decoradas por la revista de moda más aburrida del mundo.
Cada fotograma de esta película parece un anuncio de perfume francés, todo es impecable, pulido y perfectamente muerto. Vestuarios divinos, paredes de un color preciso que dicen «Estoy sufriendo», y esa estética tan medida que da la impresión de que hasta el polvo ha sido cuidadosamente colocado. ¡Ojo! No es un defecto, es más bien una especie de meditación visual, como si el espectador fuera parte de un espectáculo de taxidermia emocional. Porque, con tanta belleza en pantalla, uno casi se olvida de que esto es, en teoría, un drama desgarrador.

Ingrid y Martha conversan y conversan… y conversan. Almodóvar nos lleva por un laberinto de monólogos y reflexiones sobre la vida que van más allá del existencialismo; están tan sobrecargados de seriedad que uno empieza a sospechar si no habrá aquí una apuesta secreta entre el director y su guionista para ver cuánto puede aguantar el público antes de caer rendido. Las dos actrices, eso sí, se esfuerzan al máximo, pero es como ver a dos divas del teatro obligadas a declamar en una serie de comerciales de muebles caros, todo en tonos ocres y azules profundos.
Es curioso que, en una película donde la muerte acecha, lo que verdaderamente termina en coma es nuestro interés. Cuando finalmente Martha le pide a Ingrid que la acompañe en su “última salida,” uno casi se espera que alguien irrumpa en escena y diga: “¡Todo fue una broma, ahora vamos al karaoke!” Porque, honestamente, ese chalet en Woodstook necesita más energía… y varias botellas de vino.

Para rematar, la historia se despide sin grandes revelaciones ni arcos emocionales, sino con una sutil invitación a reflexionar (otra vez) sobre temas profundos, pero sin esa chispa almodovariana que solía hacernos sonreír incluso en los momentos más trágicos. Y así, La Habitación de al Lado nos deja con una sensación curiosa: es una película que mata. Mata el tiempo, el entusiasmo y, en última instancia, hasta la paciencia del espectador.
En conclusión, si buscan un viaje emocional,no lo encontrarán ya que el único será hacia el sueño, y la única pregunta existencial que queda es: ¿por qué, Pedro? , ¿Que hemos hecho nosotros, tus espectadores para merecer esto?…