WERTHER, por BALRICA, nuevamente en escena de una manera intima y convincente

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Dirección: Pedro Pablo Prudencio.Régie: Crystal Manich. Escenografía: Noelia González Svoboda.Vestuario: Lucía Marmorek.

Iluminación: Rubén Conde.Dirección del coro:Juan Casabellas. Producción:Buenos Aires Lírica

Elenco: Gustavo López Manzitti, Florencia Machado, Norberto Marcos, Laura Sangiorgio, Cristian De Marco

Nuestra Opinión: Muy Buena

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Si ya en vida Kraus era una referencia en el personaje, tras su muerte se ha convertido en un paradigma, ante el que todos los que osen enfrentarse a su memoria en el rol corren el riesgo de ser infravalorados. Hoy cantar Werther en cualquier pais es enfrentarse a unas dificultades que están muy por encima de las que encierra la partitura. Kraus, tras su desaparición, es un gigante disfrazado de Molino de Viento, ante el que el osado atacante puede darse por contento con no acabar malparado como el pobre Don Quijote.

Esta ópera de Massenet tiene, además de lo referente al protagonista, otras grandes dificultades, que no son fáciles de superar por los teatros de ópera. En primer lugar, su carácter eminentemente romántico y, por otro, el hecho de tratarse de una ópera francesa, con un estilo inconfundible. La dirección escénica ha de ofrecer una visión acorde con el romanticismo exacerbado de la obra, mientras que la dirección musical ha de prestar especial atención a los matices y los detalles, tan importantes en este tipo de ópera, y, finalmente, está la figura de Werther. Si alguno de los tres aspectos falla, Werther no puede ser un triunfo en un teatro. En el Avenida la producción ha sido correcta, la dirección no ha sido arrebatadora y Werther ha tenido luces y algunas sombras de importancia.

La escenografía se debe a Noelia González Svoboda y es de corte naturalista, con una paleta de colores base y neutros . El vestuario de Lucía Marmorek responde a la primera mitad del siglo XIX, al periodo conocido como Biedermeier y resulta adecuado. La iluminación de Rubén Conde deja bastante que desear. Resulta llamativo que el último acto, el de la muerte de Werther, que uno siempre lo relaciona con un ambiente oscuro y depresivo, en esta ópera se convierte en el acto de mayor luminosidad.

La dirección escénica de Crystal Manich está llena de incongruencias y no hace sino chirriar ostensiblemente lo que uno ve con lo que uno oye. No deja de ser un capricho más que discutible convertir al Bailli en un ser despótico y violento, que saldrá de casa en el primer, tras atemorizar a Sophie. Otro capricho bastante absurdo es el de convertir a Johann y a Schmidt en dos borrachos empedernidos y un tanto libidinosos. El segundo acto no tiene un pase. Convertir una escena de exterior en una de interior es muy difícil, a menos que el responsable sea un prodigio de imaginación, lo que no es el caso. Otro capricho de Manich es convertir a Albert en un ser violento, que acaba amenazando a Charlotte.

La dirección musical estuvo en manos del chileno Pedro Pablo Prudencio, cuya actuación fue buena, pero lejos de la lección de cómo se dirige Werther, que nos ofrecieran diversos directores en nuestro Teaatro Colon. Prudencio dirigió con mano segura y llevó la obra con buen ritmo, lo que hay que agradecer. Faltaron matices y detalles, que en Massenet no son accesorios, precisamente. En general, estuvo mejor en los momentos más dramáticos, mientras que en los momentos más intimistas la tensión caía. Comprendo que no es fácil pedir muchos detalles y matices, cuando uno tiene en el foso a la Orquesta de BALRICA, cuyo sonido deja bastante que desear, particularmente unos violines bastante deficientes. . El Coro de Niños cumplió con su cometido.

No es que los grandes intérpretes de Werther sean muy numerosos, pero todavía hay algunos en circulación que pueden hacer plena justicia a las exigencias de este personaje. Gustavo López Manzitti no está en esa categoría, lo que no significa que no sea un buen intérprete de Werther. Frasea estupendamente y expresa muy bien, siendo ambas características muy importantes en cualquier personaje, pero especialmente en éste. Su dicción es impecable, lo que no deja de ser algo importante. La emisión de Manzitti me resultó excesivamente nasal en muchos momentos, pero su mayor problema radica en el hecho de que los agudos en forte ofrecen una gran oscilación, dignos de una voz fatigada impropia de un cantante de su edad. Como decía antes, un notable cantante con sombras de no poca importancia.

La mezzo soprano Florencia Maschado hizo una Charlotte convincente desde un punto de vista escénico, sus notas graves son muy buenas y el registro alto está muy limpio, . Su afinación fue en todo momento estupendo.Werther Foto 2 V

Sophie es un personaje siempre agradecido, ideal para una soprano ligera, que, generalmente, se encomienda a jóvenes y prometedoras cantantes. En esta versión de Balrica se han decidido por un valor seguro, como es Laura Sangiorgio, que lo hizo bien, aunque no recuerdo ninguna Sophie que lo hubiera hecho mal de todas las que he visto.

El barítono Norberto Marcos estuvo en cuerda en todo momento, haciendo una Albert que ya lo marcamos con un tinte de violento y de alta severidad, convincente en su canto y actuaciones.

En definitiva una versión para ir , con los reparos necesarios, pero que no deja de ser una version correcta, con algun altibajo, pero que no resta importancia a su autor.

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