TURANDOT, en el MET con el debut de Marcelo Alvarez en el MET por Sergio Sosa Battaglia

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Turandot, en el Met
(Función del 3 de noviembre)
Elenco:
Turandot: Lisa Lindstrom
Calaf: Marcelo Alvarez
Liu: Leha Crocetto
Timur: James Morris
Dtor: Paolo Carignani
Regie, escenografía, del Maestro Franco Zeffirelli
Dtor. Coro: Donald Palumbo

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Un placer visual el poder volver a ver la célebre producción de afamado director de cine Franco Zeffirelli; dejo aclarado que solamente en la actualidad quedaron dos producciones con firma del afamado italiano: La Boheme y la mencionada, la cual pertenece su estreno al 1987 y al hoy uno ve que sigue tan fresca como cuidada en la cual no falta nada por poner, hasta decirles que por momentos parece excesivo, pero si hay que meritar es su monumentalidad y grandeza.
La atención de Zeffirrelli al detalle es asombroso – las multitudes que habitan Pekín están en medio de la escena de lectura del decreto real, una decapitación fuera del escenario, una exhibición pública del poder cruel, un concurso-vida o muerte, un suicidio público y una coronación. Es un grupo violento que, no obstante, siente compasión por las víctimas de su princesa amarga – las cabezas de sus ex amantes están ahí, enclavadas en altos cuasi mástiles con banderas. Una representación de la salida de la luna les hipnotiza; la llegada silenciosa de Turandot en la parte trasera del escenario en un ascensor subiendo les deslumbra. Dondequiera que se mire hay energía y movimiento. La famosa escena del segundo acto – es tan real como se puede conseguir, todo en platea brillantes, blancos y dorados, con espejos de agua llenas de hojas de nenúfares y supernumerarios girando sombrillas como agitando metros de tela. El amor o el odio, no puede acusarlo de ser ineficaz.
Cualquiera que deba ser parte de sus protagonista en semejante marco están mayormente expuesto por su rigidez, pero esto sería un trabajo sencillo y fácil si se ejecuta y canta bien, pasando a transformase en un gran espectáculo.
Esta reposición actual del Met cuenta con cantantes que abordan sus roles con ímpetu, y en su mayor parte, con gran éxito. En el centro es, por supuesto, la anti-heroína epónima, Turandot, cantada ahora por LISE LIDSTROM, la reconocida soprano americana que llevo este rol al Covent Garden es una impresionante Turandot con una voz grande y timbre metálico. Ella lanza sus notas altas de manera cuasi daga, pero su zona baja es el problema, no pudo mantenerlo, en esta función no se la escucha completamente cómoda en el rol, puesto que en el famoso “In questa reggia” sus notas finales fueron en caída absoluta, como así en sus finales de los enigmas molestaban al oído su timbre metálico. La actuación como la princesa de hielo estuvo correcto pero poco brillante en esta función, lo cual determino que en la escena final de la ópera, oscureciera sus bajas notas con temblor y temor.
El tenor MARCELO ALVAREZ, demostró lo bien plantado que esta como tenor heroico; su seguridad vocal siempre presente, su emisión vocal de gran amplitud, de fraseo claro como reflexivo. En más de una vez se notó su olvido de utilizar el legato , oyéndose arrebatos con notas altas fuera de partitura, pero, la ovación recibida en su interpretación del Nessun Dorma, salvo todo error.
JAMES MORRIS, en su Timur, dio clase de canto, luego de sus famosas interpretaciones en Wagner y en Simón Boccanegra (de los años 70/80) , como en más de setenta operas de repertorio, uno está ante un “grande” que emociona solamente al verlo en el escenario, su canto en cuerda es de destacar, con el desgaste coherente de los años en su voz , sigue siendo mis estimados lectores un histórico que con buen criterio continua en el escenario cantando con dignidad un rol como así dando sus masterclass en la Manhattan School.
Ahora bien la soprano LEAH CROCEANTE, sorprendió a los espectadores, eclipso totalmente a la protagonista, su Liú fue de entrega vocal con refinamiento y delicadeza, sus notas eran en pianísimo a pleno, sin ningún tipo de caída. Una vocalidad redonda con un exquisito manejo del fiato de forma ejemplar. Esperemos que se la pueda seguir escuchando en roles centrales, ya que es un ejemplo de registro vocal.
Pues por supuesto, queda la dirección orquestal, PAOLO CARIGNANI,( ya la noche anterior lo habíamos escuchando en Tosca , al reemplazar a Placido Domingo en el podio), lo mismo que en la anterior critica, esta partitura posee momentos en fortísimo, pero en vehemencia ya no, por demás los metales como el permanentemente querer lucir con vigor la orquesta cuando Puccini posee pasajes que no escribió esos tempos e incomoda a cualquier cantante lirico que se plante en un escenario, dando en este caso como resultado que en más de una oportunidad las voces hayan sido oscurecidas por la orquesta.
En definitiva, un gran espectáculo, que tuvo interpretes notorios, y una orquestación un tanto ecléctica. Pero Zeffirelli sigue siendo la estrella con la partitura del genial Puccini.

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