TRISTÁN EN VIENA, UN NAUFRAGIO, COMO EN SUS ÚLTIMOS AÑOS…

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Habiendo revisado las últimas dos nuevas producciones de «Tristán e Isolda» en la Staatsoper, discrepo.

Isolda lanza una maldición (memorable) sobre Tristán en el Acto I, y aparentemente se lleva a cabo bastante bien en Viena desde el estreno local de la obra en 1883.

En 2003, el contrato de Günter Krämer se rompió después de su intento de reemplazar la producción de August Everding de 1967. En esos días, Staatsoper sentó a los críticos todos juntos, en Parkett links, Reihe 12 (no sé si esta práctica se mantiene). Por supuesto, los críticos no abuchean: se supone que debemos usar nuestras palabras y confiar en nuestros editores para publicar noticias, sean buenas o malas (he roto esta regla solo una vez, al abuchear en un estreno en el Covent Garden).

Pero en un esfuerzo concertado durante las llamadas a escena, nos levantamos como uno solo y le dimos la espalda al escenario cuando Krämer vino por su reverencia.Tuve que asistir a otra presentación en los años siguientes, para informar sobre un cambio importante en el elenco y/o debut en el papel. La persona a mi lado me vio tomando notas durante el primer acto y, en la Pausa, me preguntó si podía explicar lo que estábamos viendo, específicamente la ubicación («¿Dónde está el barco»?). Respondí que era un bar de sushi exclusivo o quizás la entrada de emergencia de un hospital privado.En 2013, cuando la producción de Krämer se fue a la basura y abrió McVicar, me encontré con un querido colega al que no había visto en varios años y la primera palabra, simultáneamente, de nuestras bocas fue “¡Melancolía”! Desde el momento en que se levantó el telón, quedó claro que McVicar era fanático de Lars von Trier.Afortunadamente, solo tuve que asistir a la inauguración y no volver nunca más, ya que no vi ni una sola idea original, y sí un paisaje mediocre y adormecedor (desearía que hubiera alguien cerca que me explicara dónde estábamos en el Acto II). En mi experiencia, McVicar (representado) tiene una idea básica y simplemente le da un giro para (con suerte) identificar el lugar y el tiempo.

A pesar de tener una paleta más variada que McVicar, la constante de Bieito es que habrá algo que ofenda a todos. Ahora que estoy (en su mayoría como un «jubilado», elijo evitar sus producciones (como hago con varios otros Regisseurs).

Si hubiera habido alguna pregunta, aún me saltaría esta ejecución de la producción. Martina Serafin nos dio a todos una buena razón cuando graznó su camino a través del “Liebestod” ¿Ha habido alguna vez un Heldentenor más aburrido que Schager, cuyo comportamiento teatral hace que Jess Thomas parezca el Daniel Day-Lewis del escenario de la ópera?…Para reflexionar.

Pd. aclaro a los lectores que dicha producción de Tristan und Isolde hace días ya la tiene para ver en el ON DEMAND de Bybattaglia.com

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