TAXI. Autor: Ray Cooney. Traducción: Pablo Rey. Protagonizada por Cristhian Quiroga, Pablo Zagar, Debora Di Fiori, Marcela Morales, Federico Llerena, Matias Lujan y Marcos Ayala Ortiz. Prensa: Alfredo Monserrat. Fotografía: Argenphoto. Asistente de Producción: Alexia Passadore. Producción ejecutiva: Nano Monserrat. Dirección Gral: Victoriano Pololla. Idea: Cristhian Quiroga.Funciones viernes 21:30 hs. en el Teatro Multiescena ( Av. Corrientes 1764. Caba.). Nuestra calificación: muy buena
La obra Taxi de Ray Cooney regresa a los escenarios porteños con un aire renovado y una premisa que sigue generando risas genuinas. Liderada por Cristhian Quiroga, la compañía demuestra una vez más que la clave de su éxito radica en la entrega y en el sólido trabajo en equipo. Esta propuesta no solo es una oportunidad para disfrutar de una comedia clásica de enredos, sino también un recordatorio del talento colectivo que Quiroga ha sabido reunir y potenciar en sus proyectos anteriores, como 5 Gay.com y Plata Fácil (también de Cooney).
En Taxi, Quiroga encarna a un taxista atrapado en su doble vida matrimonial, un personaje que demanda carisma, precisión y gran habilidad para los tiempos cómicos. Lo que destaca, sin embargo, es cómo el protagonista brilla sin opacar al resto del elenco, permitiendo que cada miembro encuentre su momento para destacar. Pablo Zagar, en el papel del vecino incómodo y torpe, es el complemento perfecto, formando un dúo dinámico que lleva gran parte del peso de la obra. Federico Llerena, Marcela Morales, Matías Luján, Marcos Ayala Ortiz y Débora Di Fiori (con un notable reemplazo de Celeste Donis en la función vista) completan el equipo con actuaciones equilibradas y llenas de energía.
La complicidad que existe entre los integrantes del elenco es palpable y eleva la calidad de la propuesta. Este aspecto, tan característico en las producciones encabezadas por Quiroga, es un testimonio de la confianza y la experiencia compartida entre los actores. No es casualidad que muchos de ellos hayan trabajado juntos en sus éxitos previos, donde también quedó en evidencia su capacidad para dominar los tiempos cómicos y sacar el máximo provecho de los estereotipos. En Taxi, ese conocimiento mutuo se traduce en una química que hace que el humor fluya de manera natural, incluso en los momentos más inverosímiles de la trama.
La dirección de Victoriano Pollolla aprovecha esta cohesión para mantener un ritmo ágil, mientras que la versión de Pablo Rey respeta la esencia del humor británico de Cooney, adaptándola a un público local que disfruta de los enredos, los malentendidos y los giros absurdos. La puesta en escena es sencilla, pero funcional, centrada en resaltar las interacciones y el caos que genera la doble vida del protagonista.
Es imposible no mencionar que el éxito de Taxi radica en su honestidad: no pretende ser más de lo que es, una comedia de enredos destinada a hacer reír al público. Pero lo que la distingue de otras propuestas similares es la manera en que Cristian Quiroga y su compañía logran transformar un texto clásico en una experiencia única, impregnada de su estilo y marcada por la excelencia colectiva. Desde los gags hasta las improvisaciones, el equipo demuestra un dominio absoluto del escenario y una conexión especial con el público, que agradece la autenticidad y la entrega.
En definitiva, Taxi no solo divierte, sino que también reafirma el valor del trabajo en equipo en el teatro. Bajo la idea y liderazgo de Quiroga, el elenco brilla como una unidad, recordándonos que, en la comedia, la verdadera magia surge cuando todos los engranajes funcionan en perfecta sincronía. Una propuesta que, sin duda, deja al espectador con una sonrisa y el deseo de volver a ver a este talentoso grupo sobre las tablas.