Piaf es ante todo una voz, inmensa, omnipresente, inmortal, que trasciende el tiempo y los límites. ¿Qué bailarín, qué actriz podría interpretar a Piaf? No tiene sustancia, es solo amor, esa presencia adorada y torturadora del otro. Cruzando los espejos de la soledad, se arroja a los brazos del otro, siempre otra, la misma, siempre. Hombres: los descubrió, los amó, dio a luz, los sublimó. Los hombres son su fuerza, su alegría, su eternidad, creada por ella, viven gracias a ella, todos se vuelven, eternamente, Piaf,…. así describe la pieza el Béjart Ballet Lausanne (BBL).
Maurice Béjart recurre al elenco masculino que rinde homenaje a esta mujer, a esta voz, encarnando sus textos y sus universos. Empieza con Les mots d’amour con todos los bailarines, para seguir con solos bajo distintas canciones de la gran cantante francesa. Todo el elenco masculino vuele a bailar en conjunto para despedirse con Non, je ne regrette rien.