JULIO CÉSAR, versión libre de J. MUSCARI – …O CUANDO EL SIN SENTIDO SUBE A ESCENA … Teatro El Plata (Compl. Teatral de Bs. As.)

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Julio César

WILLIAM SHAKESPEARE
Versión libre y dirección: José María Muscari

Elenco:

Moria Casán , Marita Ballesteros, Alejandra Radano

Malena Solda, Mario Alarcón, Mariano Torre, Mirta Wons

Vivian El Jaber, Fabiana García Lago, Payuca

Diseño de sonido Camilo Zentner, Ariel Gato

Diseño de iluminación Omar Posematto 

Diseño de vestuario Camila Milessi, Emiliano Blanco para Kostüme
Diseño de escenografía Gabriel Caputo 

Dirección José María Muscari

…»La culpa querido Bruto,no es de nuestras estrellas,

sino de nosotros mismos, que nos resignamos al a inferioridad»…

Julio Cesar, Shakespeare

William Shakespeare escribió Julio César en 1599. La obra comprime los tres años que van desde la victoria de Munda, en el 45 a.C., hasta el suicidio de Bruto acaecido en el 42 a.C., para hacer que duren menos de seis días.

Pues en esta versión libre, muy libre que plantea José María Muscari, nos presenta el empoderamiento femenino en la tiranía o bien en un mundo en donde lo que se ve no es y lo que es rompe estructura con aquello latente que es el travestismo. Un Julio César, ampliamente difícil de comprender y sobre todo demasiado lleno de guiños a la actualidad que no hacen al relato en su fluidez.

Julio César, interpretado por Moria Casán se ve como una “rapera” al mejor estilo de L Gante, una provocación en donde no importa el decir correcto sino el ser Moria interpretando a Moria, claro eso si uno se pregunta al verla…¿Y Julio César cuando aparece?…

Una interpretación que no suma en ningún momento. El Marco Antonio realizado por Marita Ballesteros es difícil de comprender, ya que se siente la latencia sexual entre ambos protagónicos que hacen que tanto J. C. y M. A. se transformen en «lo prohibido». Bruto realizado por Alejandra Radano como el Casio de Malena Solda son los dos trabajos más logrados en esta exhibición de burdel de bajo fondo sobre la obra del gran Bardo.

El resto del elenco, acompañan la acción planteada de forma ditirámbica, como si fuese una gran imagen fellinesca como grotesca.

El marco escénico de este burdel tecnológico es una pesadilla que aparece como alegato del teatro de otrora. En verdad uno se plantea por que el Teatro Oficial, como es el Complejo Teatral de Buenos Aires, programa este título en esta propuesta absurda llena del sin sentido.  Una propuesta que sirve para volver a tener la nueva reapertura del cine teatro El Plata, en Mataderos. Una sala estupenda, que seguramente si no fuese por estar esta obra provocadora al comentario no justamente loable, no tendría la oportunidad de emerger como un nuevo sitio teatral.

Una revisión obsoleta y sin sentido, que solamente provoca al espectador en pensar cuando termina este engendro.

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