Título original: Native Gardens. Autora: Karen Zacarías. Adaptación y dirección: Ricardo Hornos. Intérpretes: Carlos Portaluppi, Viviana Puerta, Nazareno Casero, Micaela Vázquez. Escenografía: Lula Rojo. Iluminación: Ricardo Sica. Vestuario: Alejandra Robotti. Sala: Multiteatro Comafi (Corrientes 1283). Funciones: miércoles, jueves y viernes, a las 20 hs; sábados, a las 19.30 y 21.30 hs. y los domingos, a las 19.30 hs. Nuestra calificación: buena
La autora mexicana Karen Zacarías escribió esta comedia que se estrenó con gran éxito en Estados Unidos y fue adaptada para nuestro país y muy acertadamente por Ricardo Hornos. Nos encontramos con dos parejas, una de ellas de edad madura instalada hace años en una casa de un barrio tranquilo y con un hermoso jardín de estilo tradicional (Portaluppi y Puerta) y otra de «Centennials» (Casero y Vázquez) que acaban de mudarse en la casa vecina y esperan cultivar un jardín con plantas autóctonas (cardos, ortigas y otras especies nativas).
Comparten una amable recepción por parte de la pareja mayor, dónde van surgiendo con mucho humor las diferencias generacionales: la joven, una psicóloga embarazada ya en meses avanzados rechaza con algo parecido al horror la típica «picadita»; ella es vegana, alérgica a la lactosa y termina brindando con agua. El jardín florido de sus vecinos no le parece respetuoso con el cuidado del planeta ya que se utilizan algunos herbicidas.
Estas diferencias que no parecen graves se van convirtiendo en hostilidad cuando el esposo de la joven pareja, un abogado que espera inversiones para un proyecto inmobiliario, revisa su plano y descubre que sus vecinos han estado usando y considerando como propio una buena parte de su jardín. Cuando plantea el tema se desata la guerra, con situaciones grotescas y risibles como una batalla a chorros de agua con la manguera del jardín y un sifón. Todo esto se resuelve con la urgencia del inminente parto.
La resolución, un tanto apresurada convierte en banal y convencional una situación que prometía un desarrollo más profundo, la autora prefiere dibujar una comedia amable, en una línea costumbrista, llegando casi a la moraleja didáctica al estilo del teatro que ha fatigado escenarios durante décadas. Un público muy receptivo responde con risas a los momentos divertidos y con aplausos a ciertas réplicas felices.
La escenografía con pequeños cambios es la misma durante los sesenta minutos: el jardín del desacuerdo; breves oscurecimientos marcan el transcurrir de los días, pero es cierto que esta comedia no se sostendría sin grandes actores. El carisma y complicidad con el público de Portalupi, la energía y presencia escénica de Viviana Puerta, la ternura de Nazareno Casero en su atolondrado y nervioso padre primerizo, la ductilidad de Micaela Vázquez que muestra sus convicciones pero también su fragilidad.
En suma, una comedia bien escrita, con un ritmo bien logrado que no decae y actuaciones de gran profesionalismo. El tema daba para más pero seguramente la autora optó por brindar un momento amable al público.