Direttore | DONATO RENZETTI |
Regia | MARIO ACAMPA |
Scene | RICCARDO SGARAMELLA |
Costumi | CHIARA AMALTEA CIARELLI |
Coreografia | ANNA OLKHOVAYA |
Luci | ANDREA GIRETTI |
Elenco
Nonancourt | Huanhong Li |
La baronessa di Champigny | Marcela Rahal |
Elena | Laura Lolita Perešivana |
Beaupertuis | Vito Priante |
Anaide | Greta Doveri |
Emilio/ Un caporale delle guardie | William AllioneWonjun JO |
Lo zio Vezinet | Paolo Nevi |
Una modista | Fan Zhou |
Felice | Haiyang Guo* |
Achille di Rosalba, bellimbusto/ una guardia | Tianxuefei Sun |
La Scala de Milán, ese templo sagrado de la ópera, se ha atrevido a presentar una producción de «Il capello di paglia di Firenze» que, como su título sugiere, parece haber encontrado inspiración en un simple sombrero de paja. Pero, no nos equivoquemos, no es cualquier sombrero: es uno que ha servido para adornar las cabezas de la más fina burguesía italiana.

La Dirección Musical: Un Baile de Máscaras
Donato Renzetti nos ha demostrado una vez más que no importa cuán superficial sea la comedia, él sabe darle el toque de «alta cultura» que el público de La Scala espera. Bajo su batuta, la orquesta desgranó las notas de Nino Rota con una precisión quirúrgica, como si la ligereza de la partitura ocultara un profundo mensaje filosófico que solo los verdaderos entendidos podrían captar. Renzetti navegó entre los ritmos juguetones y las críticas veladas de Rota con la misma destreza con la que un político sortea preguntas incómodas: haciendo parecer que todo es trivial, pero con una gravedad que solo los más perspicaces pueden detectar.
La obertura fue un desfile de sonidos, casi una pasarela donde la orquesta exhibió su habilidad para pasar de lo cómico a lo lírico sin despeinarse. Es admirable cómo se puede hacer que una persecución por un sombrero parezca un acto trascendental cuando está orquestada por alguien con la estatura de Renzetti. Porque, claro, en La Scala hasta lo más ridículo debe estar envuelto en un halo de seriedad.
Escenografía y Dirección Escénica: tradición para la Máxima Absurdidad
Mario Acampa, conocido por sus atrevidas interpretaciones, decidió que una escenografía realista , tradicional era justo lo que esta ópera bufa necesitaba. Después de todo, ¿quién necesita decorados fastuosos cuando puedes tener un disco giratorio,escaleras móviles y varios pisos escenicos? Este enfoque, que redujo la exuberancia esperada a su edulcorada expresión, pretendía, sin duda, resaltar la «profundidad» de la historia. Y, por supuesto, subrayar la absurdidad de la situación, porque nada grita «comedia» como un escenario que se toma a sí mismo demasiado en serio.


Las proyecciones y los elementos escénicos móviles fueron un recordatorio constante de que estábamos presenciando una obra con una intención: recordarle al espectador que incluso el absurdo necesita ser orquestado con precisión milimétrica. Aunque, por momentos, esta precisión visual llegó a distraer, como si la escenografía estuviera intentando compensar por una trama que, en su esencia, no es más que una comedia ligera.
Elenco: Cuando la Juventud se Encuentra con la Sofisticación
El elenco, extraído de la Academia de La Scala, trajo a escena una energía juvenil que, curiosamente, contrastó con la seriedad del montaje. Pier Luigi D’Aloia, en el papel de Fadinard, fue la encarnación perfecta del joven apuesto y despreocupado que, sin embargo, carga sobre sus hombros la pesada responsabilidad de representar a una alta sociedad que, evidentemente, no puede permitirse el lujo de tomarse a la ligera.
Laura Lolita Perešivana, como Elena, navegó con gracia entre lo lírico y lo cómico, aunque su talento a menudo quedó opacado por una dirección que parecía más interesada en los movimientos del escenario que en la interpretación de los personajes. Su voz, sin embargo, brilló en aquellos momentos donde la intimidad musical le permitió escapar de las trampas de la escenografía.

El resto del elenco, aunque en su mayoría efectivo, no siempre logró arrancar las carcajadas que una ópera bufa debería suscitar. Vito Priante, en el papel del Barón, fue quizás la excepción, manejando su rol con la ironía y el sarcasmo que la alta sociedad milanesa aprecia: lo suficiente para hacer reír, pero nunca tanto como para parecer vulgar.
Conclusión: Un Sombrero que Dice Mucho con Poco
En esta producción de «Il capello di paglia di Firenze», La Scala nos ofrece una versión de la ópera bufa que, bajo su apariencia ligera, esconde una reflexión sobre las futilidades de la vida burguesa. Claro, hay quienes podrían decir que tomar una comedia ligera y envolverla en tal seriedad es un ejercicio de ironía en sí mismo, pero no seremos nosotros quienes cuestionemos las intenciones de un teatro que siempre ha sabido cómo hacer que hasta lo más trivial parezca digno de una disertación filosófica.
Así, entre risas contenidas y una escenografía minimalista, «Il capello di paglia di Firenze» se alza como un recordatorio de que, incluso en la sociedad más frívola, siempre hay espacio para un sombrero que, aunque de paja, lleva consigo todo el peso de la sofisticación.