El Rey de Reyes. Título Original: The King of Kings
Dirección: Seong-Ho Jang. Guión: Seong-Ho Jang, Hoseok Sung. REPARTO: Kenneth Branagh | Charles Dickens, Uma Thurman | Catherine Dickens, Oscar Isaac | Jesus, Pierce Brosnan | Pierce Brosnan, Sir Ben Kingsley | Caifas, Mark Hamill | Herodes, Forest Whitaker | Pedro, Roman Griffin Davis | Walter Dickens. Duración: 100 min. Calificación: ATP. Nuestra calificación: regular.

El Rey de Reyes, la nueva película animada, busca combinar la tradición literaria con una narrativa histórica a través de un elenco de voces estelares y una premisa que mezcla relato y reflexión. Con Kenneth Branagh como Charles Dickens, Oscar Isaac como Jesús, Mark Hamill como Herodes, Uma Thurman como Catherine Dickens, Pierce Brosnan como Poncio Pilato, Forest Whitaker como Pedro y Ben Kingsley como Caifás, la cinta reúne un talento vocal impresionante que promete una experiencia memorable. Distribuida por Angel Studios, conocida por éxitos como Sound of Freedom y su enfoque en historias con un toque comercial, la película llega con grandes expectativas. Sin embargo, bajo la dirección de Seong-ho “Jay” Jang, un cineasta surcoreano con experiencia en animación y proyectos narrativos, el resultado es una obra que oscila entre la ambición y la falta de vigor, dejando al espectador con una sensación de potencial desaprovechado.
La trama sigue a Charles Dickens mientras narra a su hijo Walter (Roman Davis) una historia basada en su obra La vida de nuestro Señor, presentando a Jesús como una figura central que supera a los héroes de ficción tradicionales. La propuesta es interesante: utilizar la voz de un autor célebre para destacar a este personaje histórico frente a íconos como Robin Hood o, en un contexto actual, Iron Man. Sin embargo, la cinta se tambalea al intentar equilibrar esta idea con una adaptación que se aparta del enfoque original de Dickens, quien retrataba a Jesús como un ejemplo de virtud más que como una figura mítica.

La animación es uno de los puntos más destacados. Con un estilo que recuerda a ilustraciones clásicas, los escenarios —desde los paisajes áridos hasta los interiores victorianos— son elegantes y atractivos, mostrando la habilidad de Jang en proyectos visualmente detallados. Sin embargo, esta belleza resulta estática, como si estuviéramos hojeando un libro ilustrado en lugar de viendo una película dinámica. Los personajes, aunque bien diseñados, carecen de vida en sus movimientos, lo que da a la cinta un aire más contemplativo que narrativo. Este enfoque visual podría haber sido efectivo con una historia más robusta, pero aquí es donde la película pierde fuerza, sugiriendo que Jang, aunque hábil en lo estético, no logra dotar al relato del pulso necesario.

El guion recorre los eventos principales —nacimiento, vida pública, desenlace— a un ritmo que parece apresurado y, a la vez, extrañamente pausado. Las escenas clave se suceden sin tiempo para desarrollar personajes o motivaciones, mientras que las interrupciones de Dickens y Walter como narradores fragmentan la historia en lugar de enriquecerla. Este recurso, que podría haber generado una conexión más cercana con los acontecimientos, se convierte en un obstáculo, alejándonos de los protagonistas en favor de un comentario constante pero poco profundo.
El elenco de voces, aunque sobresaliente en teoría, no brilla como debería. Oscar Isaac ofrece un Jesús sereno pero algo apagado, limitado por un guion que lo presenta como una figura pasiva. Mark Hamill, conocido por personajes intensos, tiene poco espacio para destacar como un Herodes olvidable. Pierce Brosnan y Ben Kingsley aportan peso a Pilato y Caifás, pero sus apariciones son tan breves que no dejan huella. Kenneth Branagh, como Dickens, es quizás el más logrado, con un tono cálido y paternal, aunque su rol constante se siente más como un apoyo narrativo que como un valor añadido. La dirección de Jang no parece haber sabido exprimir el potencial de estos actores, manteniéndolos en un registro uniforme que no aprovecha su talento, mientras que Angel Studios podría haber priorizado un tono más comercial y menos arriesgado.

El tono de El Rey de Reyes es su mayor defecto. La película está envuelta en una suavidad que, aunque intencional, la lastra. Los conflictos son sutiles, las emociones contenidas y los momentos de tensión se resuelven con una calma que diluye el drama. Incluso los eventos más impactantes se presentan con una moderación que los hace rutinarios. Este enfoque parece dirigido a un público adulto que busca algo tranquilo y sin sobresaltos, un rasgo típico de las producciones de Angel Studios. Sin embargo, si la intención era captar la imaginación de los niños, esta falta de energía resulta desconcertante, ya que ellos suelen responder a historias más vibrantes y emocionantes.

En resumen, El Rey de Reyes es para quienes buscan un relato tranquilo, pudiendo ser un pasatiempo aceptable. Pero para aquellos que esperan una historia vibrante —especialmente los niños— resulta un eco distante de lo que pudo ser. En un mundo donde los héroes capturan la imaginación, esta cinta no logra dar a su protagonista el brillo que merece.