Pedazo de mi. Damaturgia: Ines Garland. Dirección escénica: Augusto Perez. Protagonista: Luz Palazón. Sala: EL Camarín de las Musas (Mario Bravo 960, CABA). Función: sábado 22 hs. Nuestra calificación: buena.
En El Camarín de las Musas se presenta Pedazo de mí, adaptación del relato homónimo de Inés Garland, extraído de Con la espada de mi boca (Alfaguara, 2019), bajo la dirección de Augusto Pérez y con Luz Palazón como protagonista. Este reencuentro de una dupla consolidada tras Und ofrece una obra correcta, de méritos evidentes, pero con limitaciones que la sitúan en un terreno de aceptable solvencia más que de sobresaliente impacto.
Luz Palazón encarna a la figura central con un compromiso palpable. Su interpretación, apoyada en un excelente trabajo del decir, transmite con claridad la carga emocional de una mujer atrapada en su memoria. Sin embargo, su tendencia a recurrir a gritos en momentos de clímax resulta excesiva; el texto ya contiene una intensidad intrínseca que no requiere tales énfasis, y este recurso resta más que aporta a la sutileza de la propuesta.
Augusto Pérez, como director, opta por una puesta en escena sobria y funcional. El espacio escénico, despojado y bien acompañado por la iluminación, cumple su propósito de enmarcar el relato sin distraer. No obstante, la dirección peca de conservadora: la adherencia estricta al texto original limita las posibilidades de una reinvención teatral que podría haber dotado a la obra de mayor vigor escénico.
La adaptación respeta con fidelidad la narrativa de Garland, lo que asegura una base sólida, pero también la ancla a una literalidad que coarta su potencial expresivo. Hay pasajes que piden a gritos —nunca mejor dicho— una mayor exploración corporal o una ruptura con la linealidad del relato, oportunidades que aquí no se aprovechan.
Pedazo de mí es, en suma, una pieza teatral que se sostiene con dignidad. Palazón ofrece una actuación competente, Pérez dirige con oficio, y la historia conserva su capacidad de resonar. Sin embargo, la falta de riesgo y ciertos excesos interpretativos la alejan de una verdadera trascendencia. Es una obra buena, que satisface sin deslumbrar, adecuada para quienes buscan un drama íntimo sin esperar grandes revelaciones.