En viaje a Samarcanda, mi encuentro en Kiev con las Pinturas Prohibidas de Vsevolod Maksimovich

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Años atrás en mi viaje a Samarcanda(Uzbekistán) desde Moscú, estuve unos dias recorriendo (Ucrania), una curiosidad irresistible me llevó al Museo Nacional de Arte de Kiev en Ucrania. Fue allí donde mi mundo cambió por completo al descubrir las enigmáticas obras de Vsevolod Maksimovich, un pintor nacido en Poltava en el tumultuoso siglo XX.

Su fascinante travesía artística comenzó con lecciones magistrales impartidas por Ivan Grigorievich Myasoedov, el hijo del renombrado artista itinerante ruso Grigory Myasoedov. Al trasladarse a Moscú, Maksimovich continuó su formación en el estudio del afamado arquitecto Ivan Rerberg, donde entrelazó su destino con figuras como Larionov, Khlebnikov y otros artistas y poetas futuristas.

Autorretrato de Vsevolod Maksimovich . 1913 – Museo Nacional de Arte de Ucrania, Kiev

Entre 1912 y 1914, Maksimovich alcanzó la cima de su creatividad, dando vida a obras icónicas como «Autorretrato», «Beso (Amantes)», «Fiesta» y «Carnaval». Sin embargo, su singular personalidad provocó opiniones divididas, desde ser visto como un dandi independiente y romántico hasta ser etiquetado por algunos como un genio con «delirios creativos de grandeza».

El Beso de Vsevolod Maksimovich. 1913 – Museo Nacional de Arte de Ucrania, Kiev

Boris Lavrenev, miembro del grupo futurista «Mezzanine of Poetry», describió a Maksimovich de manera desagradable, enfocándose en su apariencia física y su arte abstracto. Sin embargo, su mudanza de Poltava a Moscú lo llevó a una nueva fase de educación bajo la tutela del arquitecto Rerberg, quien le inspiró con el simbolismo y la obra de Vrubel.

Carnaval de Vsevolod Maksimovich . 1914 – Museo Nacional de Arte de Ucrania, Kiev

En 1913, el arte ucraniano, del cual Maksimovich se consideraba representante, ganó prominencia en las exposiciones «Arte popular ruso» en San Petersburgo y Moscú. A pesar de su participación, la exposición personal que organizó en Moscú en 1914 resultó en un fracaso, llevando al joven artista al trágico destino del suicidio, según algunas versiones, impulsado por el amor no correspondido.

La década de 1910 vio una serie de suicidios entre los futuristas, y Maksimovich se unió a esta lista sombría. Aunque su muerte fue trágica, algunos historiadores argumentan que históricamente estaba justificada, ya que el simbolismo perdía fuerza frente a nuevos movimientos artísticos como el neoprimitivismo, el cubismo y el futurismo.

El legado de Maksimovich fue preservado gracias a Nadezhda Nikolaeva, su único amor, quien salvó sus pinturas. En 1925, estas obras fueron adquiridas por un empleado del Museo Histórico de Ucrania, F. Ernst, y hasta el 2017 (año de mi visita) residían en el Museo Nacional de Arte de Kiev. Lamentablemente, y con el pesar de años en la oscuridad después de su muerte, el renombramiento de Vsevolod Maksimovich como figura clave en la escena artística sigue a la deriva, trayendo consigo la reevaluación de su impacto y contribuciones al mundo del arte. La guerra actual entre Ucrania y Rusia ha hecho que las obras de este pintor se encuentren «mayormente desaparecidas», salvo su autorretrato, que está bajo custodia del Museo Thyssen de Madrid.

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