La tempestad, coreografía de Mauricio Wainrot sobre William Shakespeare. Música: Philip Glass. Ballet Contemporáneo del Teatro San Martín. Dirección: Andrea Chinetti; codirección: Diego Poblete. Reposición coreográfica: Chinetti, Poblete, Elizabeth Rodríguez y Melisa Buchelli. Escenografía, vestuario y dirección de arte de video: Carlos Gallardo. Compaginación musical: Gustavo Dvoskin. Iluminación: Alberto Lemme. Multimedia: Ramiro Fernández, Javier Mrad y Diego Primero. Teatro General San Martín. Funciones: martes y miércoles, a las 20, hasta el 7 de agosto
Nuestra calificación: excelente
En 2006, el Ballet del San Martín desató una tormenta en los escenarios con el estreno de «La tempestad», una obra que vuelve a renacer con nuevos intérpretes para sus personajes. La magistral adaptación de Mauricio Wainrot del clásico de Shakespeare se centra en la figura de Próspero, el duque de Milán, traicionado y exiliado junto a su hija Miranda en una isla remota. Con la asistencia del espíritu Ariel, mitad sabio, mitad mago, Próspero orquesta su salvación y derrota a la malvada Sycorah y a su hijo Calibán, desatando una tormenta que hace naufragar a sus enemigos en su isla. La claridad del relato coreográfico de Wainrot hace innecesario haber leído la obra original para comprender la historia.
Foto gentileza, Carlos Furman – Prensa Complejo Teatral de Bs. As
Utilizando sus poderes mágicos, Próspero atrae a sus enemigos a la isla: Fernando, hijo de Alonso; Trínculo, el bufón; Esteban, el borracho; Antonio con dos cortesanos; y Alonso, quien cree haber perdido a su hijo Fernando en el naufragio. Al final, Próspero sorprende a sus enemigos y, en lugar de vengarse, encuentra la reconciliación al observar el amor entre Miranda y Fernando y descubrir su capacidad para perdonar.
Foto gentileza, Carlos Furman – Prensa Complejo Teatral de Bs. As.
Mauricio Wainrot, cual mago, transforma «La tempestad» en una obra maestra de la danza. Su interpretación está repleta de momentos mágicos, humorísticos, violentos y poéticos, exigiendo a los bailarines tanto técnica como actuación. Wainrot centra la obra en un Próspero fuerte y dominante, contrastado con la ligereza de Ariel, interpretado por una bailarina y cinco bailarines. La música de Philip Glass complementa perfectamente la coreografía, creando una sinergia única.
Adaptar una obra de Shakespeare a la danza es un desafío complejo que Wainrot maneja con maestría, dotando a los personajes de una intensidad y matices únicos. Los bailarines, a través de su dominio corporal y coreografías de primer nivel, otorgan a sus personajes la fuerza necesaria para expresar las diversas y complejas situaciones dramáticas. Los espectadores familiarizados con la obra de Shakespeare identificarán fácilmente a los personajes y sus objetivos, disfrutando de las impecables escenas de danza. El escenario y los personajes, que entran y salen en la narrativa, forman un conjunto brillante con una poética y estética propias.
El talentoso elenco de bailarines realiza una interpretación impactante: dominando su cuerpo y roles, ofrecen una entrega física y emocional que trasciende el escenario. Rubén Rodríguez destaca como un eficaz Próspero, Ivana Santaella brilla como Miranda, y Flavia Di Lorenzo deslumbra como Ariel. Adriel Ballatore encarna al arquetípico Calibán, y Carolina Capriati impacta como Sycorax.
En resumen, esta propuesta coreográfica es una puerta de entrada al fascinante universo de Wainrot y Shakespeare, una experiencia teatral y dancística que no debe perderse