domingo, 18 de mayo de 2025
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Dios es Argentino: Un Espectáculo Divino de Canciones, Pero con Dramaturgia en el Purgatorio

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Libro: Osvaldo Bazán. Intérpretes: Coco Sily, Santiago Otero Ramos, Flow Gateño, Nuno Vatz. Vestuario: Gustavo Alderete. Escenografía: Jorge Ferrari. Iluminación: Santiago Cámara. Música: Ale Sergi. Coreografía: Vero Pecollo. Sala: Multitabaris Comafi, Corrientes 831. Funciones: miércoles a vienes a las 21, sábados a las 20.30 y 22.30, domingos a las 20.30.   Nuestra opinión: regular

EL tener nuevamente reunidos en la creaciónd e un espectaculo a Ale Sergi (musica) Ricky Pashkus (dirección escenica) Osvaldo Bazán Texto), sumado al carismatico Coco Cily , prometía explorar temas profundos sobre la creación y la identidad nacional. Sin embargo, se queda corta de impacto y profundidad para un público que va más allá de las generaciones jóvenes.

La premisa central —un Dios que, junto a tres ángeles, intenta descubrir su rol en la creación del mundo y, finalmente, de Argentina— resulta simpática, pero el texto de Bazán es endeble y no le da suficiente material a Sily para explotar sus talentos. Su presencia en escena es carismática y sus dotes de comediante innegables, pero las limitaciones de la dramaturgia le impiden darle verdadera fuerza a su personaje. En vez de presenciar a un Dios que reflexiona profundamente sobre sus actos, vemos una serie de gags y momentos cómicos que si bien entretienen, carecen de una base sólida que los enmarque en un contexto dramático relevante.

Ahora, si algo mantiene el espectáculo a flote, es la música de Ale Sergi. Sus composiciones logran conectar con la audiencia joven, que encuentra en las canciones un sentido de pertenencia y disfrute. Pero para quienes hemos pasado el medio siglo, la falta de una narrativa profunda y un enfoque más serio hace que el espectáculo se sienta desaprovechado. Es claro que Sergi, con su habilidad musical, prácticamente le construye una segunda dramaturgia al show, una que, paradójicamente, tiene más cohesión y ritmo que la del texto en sí.

Acompañando a Sily, los intérpretes Santiago Otero Ramos, Flow Gateño y Nuno Vatz se destacan como los ángeles, dotando de frescura y energía a una puesta que de otro modo se caería por completo. Estos actores y músicos son quienes verdaderamente aportan un aire de calidad en escena, pero, lamentablemente, se ven atrapados en una estructura que carece de mayor dirección temática.

La puesta en escena de Ricky Pashkus y el diseño visual de Jorge Ferrari, Gustavo Alderete y Santiago Cámara son destacables, pero el envoltorio no puede disimular la falta de sustancia en el contenido. La escenografía y el vestuario son visualmente atractivos, sí, pero no logran rescatar una historia que se queda sin rumbo y que deja a un Dios que en vez de tener el poder de la creación, parece atrapado en la indecisión y el titubeo.

En resumen, Dios es Argentino promete más de lo que entrega. Mientras que la música de Sergi es un acierto y logra captar al público más joven, la obra como un todo se siente diluida, como un esbozo de lo que podría haber sido una reflexión más compleja sobre el rol divino y la identidad argentina. Para quienes esperamos un teatro que provoque, emocione y nos haga reflexionar, esta obra se queda en la superficie y solo araña, con su divertida pero incompleta propuesta, los destellos de una comedia con potencial desaprovechado.

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