DIANA, the musical…»un musical tradicional que trae la historia de la Princesa del pueblo con glam y fluidez, para disfrutar»…

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El recuerdo y el legado de la princesa del pueblo nunca desaparecieron, pero no se puede argumentar que no ha resurgido el interés por su historia dramática, contada a través de producciones de alto perfil, no películas de televisión cursis llenas de actores desconocidos.

Hubo la cuarta temporada de The Crown, en la que Emma Corrin interpretó a la joven e ingenua Diana de la década de 1980, un papel que la actriz australiana Elizabeth Debicki heredará para la quinta temporada en 2022 a medida que la historia avanza hacia el enconado divorcio.

La interpretación de Kristen Stewart de la trágica realeza fue la comidilla del Festival de Cine de Venecia, aparentemente una actuación deslumbrante y triste en la poco convencional Spencer de Pablo Larrain , que se estrena en Argentina en enero.

Entonces, ¿dónde ubicar a Diana, The Musical? ¿Es el lienzo perfecto con sus números serios de canciones y bailes para contar una historia que conmovió a los fanáticos más fervientes? ¿O es un símbolo cínico de cómo su imagen continúa siendo mercantilizada, incluso 24 años después de su muerte?

Esa ha sido la contradicción inherente del fenómeno Diana: el incansable interés de los paparazzi y los medios de comunicación que la sostuvo y la condenó, no hay legado de Diana sin la prensa.

Una de las primeras canciones de la producción musical “Snap, Click” presenta a una joven Diana rodeada de fotógrafos con gabardinas, moviéndose amenazadoramente mientras le colocan cámaras en la cara y cantan, “somos parte del trato”.

Esa relación entre Diana y la prensa fue simbiótica, aunque desigual. Como muestra el musical, la admiración de las portadas de los periódicos y los extraños en el cable se convirtió en una fuente de validación a medida que su matrimonio se volvió cada vez más frío e insostenible.

Diana The Musical se estrenó en Broadway en avances en los días antes de que el covid 19 se transformase en pandemia mundial.  Mientras se cerraron los teatros, el elenco y el equipo se reunieron frente a las cámaras y filmaron una versión para Netflix, que está disponible para desde el 1ro de octubre en dicha plataforma y que se adelanta al reestreno en Broadway.

Los fanáticos de los musicales como de la realeza seguramente estarán encantados con la interpretación comprensiva de Jeanna De Waal, un arco de una joven que sueña con un romance fantástico con el espíritu independiente que se aleja de los Windsor.

De Waal ciertamente enciende chispas, sus canciones y bailes son emoción pura, efusivos y con el corazón en la manga satisfarán a los devotos de la música tradicional. La puesta en escena es dinámica y hace un gran uso de los icónicos looks de Diana, la familiaridad de su vestido de maternidad o el vestido de la “venganza”, provocan en el espectador una fuerte conexión visual con la historia que ya conocemos.

Ahora bien, Diana The Musical no aporta nada nuevo a un género gastado, ni ofrece una perspectiva diferente ni mucho matiz, simplemente lo hace con ritmo.

Un musical tradicional como la institución con la que rompió. Una apropiación más de su historia, que se suma a la obra santa que permite que su memoria viva con un efecto de halo y leyenda.

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