TEATRO PROVINCIAL / Mar del Plata 2024/25. Elenco: Mariano lúdica, Belén Francese, Iván Ramírez, Imanol Rodriguez, Brenda Di Aloy, Camila Lattanzio, Florencia Lattanzio. Libro: Sergio Marcos. Dirección: Marcos /Bicho Gómez. Producción General: Miguel Pardo – Chato Prada. Nuestra calificación: Regular
Anoche fui a ver Una familia de locos y, sinceramente, todavía estoy tratando de decidir si fue una obra de teatro o un experimento sociológico para medir la paciencia del público. Lo cierto es que, al entrar, uno ya siente el espíritu de la temporada: olor a bronceador, churros con dulce de leche y un aire de expectativa que rápidamente se transforma en resignación.
Mariano Iúdica lidera este elenco con la energía de un vendedor ambulante en pleno enero. Su personaje, un padre de familia sacado directamente de las memorias de Jerry Lewis (o eso quisieron hacernos creer), intenta emular al entrañable Profesor Chiflado. Pero, ¡ay!, qué difícil es sostener esa comparación cuando el guion parece haber sido escrito en un servilletero de café. Y por si fuera poco, también intentan invocar el espíritu de Patapúfete de Pepe Biondi. Ahora, yo me pregunto: ¿los guionistas creen que todos hemos perdido la memoria? Porque sí, superamos los 50, pero todavía recordamos lo que es el humor bien hecho. Y lo de anoche… bueno, llamémoslo otra cosa.
El guion es como un plato de fideos sin sal: largo, insípido y difícil de digerir. Cada chiste parece salido de una enciclopedia de humor de los años 90, pero de esas ediciones mal traducidas que vendían en cuotas. Los personajes se pasean por el escenario como si hubieran perdido algo (¿tal vez el sentido de la obra?). Y el elenco, pobrecitos, hace lo que puede: Belén Francese se dedica a gritar como si el volumen fuera sinónimo de gracia, mientras Imanol Rodríguez pone cara de «¿qué hago acá?». Las hermanas Lattanzio (la Pili y Mili del hoy. una salida de Gran Hermano y la otra de Cantando por un sueño) por su parte, parecen haber sido contratadas por el simple hecho de ocupar lugar en escena. Brenda Di Aloy (hija de Yuyito Gonzalez, carente de todo y de carisma), el único que como se dice en «vulgata popu»remo la obra fue Ivan Ramirez, el cual con sus imitaciones fue tratando de sacar risas no forzadas con personajes sacados de nuestra «tren fantasma» de celebrityes del hoy.
La dirección es un caos delicioso: los actores entran y salen sin motivo, los silencios incómodos abundan, y uno llega a preguntarse si esto no será una sátira oculta sobre lo absurdo del teatro contemporáneo. Pero no, amigos, es simplemente lo que parece: una obra que no sabe ni quiere tomarse en serio.
Y aquí viene la reflexión: ¿qué pensarán los productores? ¿Que los turistas, cansados de la playa, se conforman con cualquier cosa? ¿Que el teatro es solo un trámite para matar el tiempo entre la cena y el helado? Pues no, señores, el público tiene memoria, y aunque le pongan a Iúdica a gritar y a Francese a recitar poesías (por favor, no), la gente no es tonta.
Si están por venir a Mar del Plata, les doy un consejo: inviertan en churros, helados o una buena película de Jerry Lewis. Les garantizo que tendrán más risas y, además, la sensación de que su tiempo fue bien aprovechado.
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