Roma 12 de Abril 2024 .
Historia de la ópera de Bellini: La ópera «La Sonámbula» de Vincenzo Bellini, estrenada en 1831, ha sido aclamada por su brillantez musical y su capacidad para explorar las emociones humanas a través del bel canto. Ambientada en un tranquilo pueblo suizo, la historia sigue a Amina, una joven sonámbula, en su viaje de amor y redención.
Crítica Musical: El debut en rol de Lisette Oropesa en «La Sonámbula» fue evento de alto impacto, como el excelente desempeño de Roberto Tagliavini como el Conde Rodolfo. Sin embargo, la producción se vio afectada por decisiones escénicas cuestionables y una dirección orquestal que no estuvo a la altura de la brillantez vocal.
Foto © Fabrizio Sansoni – Teatro dell’Opera
Los directores Jean Philippe Clarac y Olivier Deloeuil, de Le Lab, optaron por una puesta en escena moderna que desvió la premisa central de la ópera. Amina ya no era una sonámbula, sino una figura sumida en un sueño profundo inducido por psicofármacos, lo que generó controversia y cuestionamientos sobre la fidelidad a la obra original.
A pesar de esta discrepancia, la calidad musical fue indiscutible, liderada por el director Francesco Lanzillotta, quien resaltó la simplicidad pero no la profundidad de la partitura de Bellini. La orquesta brilló en momentos como «Ah, non credea mirarti», donde la voz de Oropesa se fusionó maravillosamente con la orquesta.
Foto © Fabrizio Sansoni – Teatro dell’Opera
Oropesa brilló como Amina, mostrando una amplia gama de emociones con un tono comunicativo y técnica impecable. Sin embargo, el tenor John Osborn como Elvino se vio afectado por la falta de volumen, especialmente en una sala de dimensiones considerables. Tagliavini impresionó como el Conde Rodolfo, con su hermoso tono cálido y su centro vocal pleno de matices.
El resto del elenco estuvo a la altura, con interpretaciones de Francesca Benítez como Lisa y Monica Bacelli como Teresa.
En resumen, aunque el talento vocal de Oropesa y el trabajo del elenco fueron elogiados, la controversia generada por la dirección escénica y las decisiones creativas opacaron en parte el éxito de la producción. Esta noche no será recordada como la noche de Lisette Oropesa, sino como una reinterpretación controvertida de «La Sonámbula» en la Ciudad Eterna.