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Brunetti y Vanya: entre risas, silencios y Chejov

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Buenos Aires, ante el estreno de “Vanya”, en el British Arts Center.Se estrena Vanya con nuestro admirado actor y compatriota Paulo Brunetti, la versión unipersonal escrita por Simon Stephens —el mismo autor de El curioso incidente del perro a medianoche— basada en Tío Vania de Antón Chéjov y popularizada recientemente por Andrew Scott en el National Theatre de Londres. Bajo la dirección de Oscar Barney Finn, Brunetti encarna a los ocho personajes de la obra en una adaptación que traslada la acción a la Patagonia argentina, donde el silencio y la naturaleza se convierten en parte esencial de la dramaturgia.

Un mensaje, una idea y un desafío

Todo comenzó con un mensaje breve pero decisivo. “Barney me escribió contándome que había visto la versión de Vanya con Andrew Scott en Netflix —recuerda Brunetti—. Me dijo que se la había devorado en una noche. Esa curiosidad lo llevó a investigar quién había hecho la adaptación, y descubrió que era de Simon Stephens, un autor al que ambos admiramos mucho. Stephens había tomado el clásico de Chéjov y lo había concentrado en una estructura unipersonal, conservando la esencia pero dándole una respiración contemporánea. Pedimos los derechos, y cuando llegó la obra, nos dimos cuenta de que era prácticamente el texto original, solo que pensado para un actor que se desdobla en todos los personajes. Fue un desafío enorme y hermoso.”

Desde aquel impulso inicial hasta el estreno en el British Arts Center, pasaron meses de ensayo y reflexión. “Nos dimos cuenta de que no se trataba solo de un experimento escénico, sino de una experiencia emocional y humana. En escena están los ocho personajes, pero también está uno mismo enfrentándose a su propia fragilidad. Es un ejercicio de entrega total.”

Ocho personajes, una misma respiración

Interpretar ocho personajes en una sola función exige un dominio técnico y emocional inhabitual. Brunetti lo asume con naturalidad, pero también con respeto. “Cuando un director te cita para ofrecerte algo, uno va soñando con ser Vanya o Astrov. Pero acá me dieron los ocho —dice entre risas—. Así que imagináte. Es un vértigo, pero también una oportunidad única.”

El actor detalla que la versión argentina traslada la historia a un campo de la Patagonia, en medio de un paisaje marcado por los incendios y la soledad. “Es una elección muy potente de Barney. En esta adaptación, el personaje de Serebriakov, que en Londres era un cineasta, acá es un político retirado, exgobernador de la provincia. Todo ese entorno le da una textura nueva a la obra, una actualidad inmediata. Los incendios, la falta de agua, el desgaste del campo: son temas que dialogan con la crisis existencial de los personajes.”

El modo argentino de ser chejoviano

Cuando se le pregunta por la inevitable comparación con la versión de Andrew Scott, Brunetti responde con serenidad: “Era imposible no pensar en ella, pero no queríamos copiar. Barney fue muy claro: ‘Vamos a hacer nuestra versión’. Y es lógico, porque el modo de actuación inglés es completamente distinto al nuestro. Nosotros somos naturalmente chejovianos. Lo dijo Inda Ledesma: nuestro sufrimiento es chejoviano. Lo llevamos en la piel, en la forma de mirar, en el ritmo interno. En esta versión hay silencios, pausas y gestos que pertenecen a nuestra manera de sentir y de pensar el teatro.”

Paulo Brunetti, Oscar Barney Finn. Foto gentileza Gabriel Machado: Raquel Flotta Prensa & Comunicaciones

El silencio como personaje

En Vanya, el silencio ocupa un lugar central, casi tanto como los personajes visibles. Brunetti lo define como un protagonista más. “A veces el silencio dice más que las palabras. Barney es un director de silencios, y eso se percibe en su trabajo. Esos espacios entre frase y frase, esa respiración suspendida, invitan al público a reflexionar junto a los personajes. En esta obra, los silencios son la música invisible del texto. Chéjov lo sabía: donde parece que no pasa nada, en realidad pasa todo.”

La construcción de los personajes fue un proceso largo y meticuloso. “Con Barney siempre empezamos desde la mesa de lectura. Cuando llegás al escenario, el cuerpo ya sabe a dónde ir. En este caso, fue un trabajo muy concentrado porque los personajes se modifican entre sí… pero soy yo mismo el que cambia. Es un diálogo interno constante, un desdoblamiento que no se puede fingir: hay que vivirlo.”

El error como parte del proceso

La relación entre Brunetti y Barney Finn es de larga data, pero Vanya representa un punto de inflexión. “La diferencia es que acá el actor soy yo, pero también los ocho personajes. Es un diálogo muy íntimo con él. Barney tiene una generosidad enorme: te deja transitar caminos, incluso sabiendo que no son los correctos, para que vos mismo descubras por qué no lo eran. Eso te da libertad y aprendizaje. Uno aprende mucho más del error que de la certeza.”

El actor recuerda una anécdota de sus estudios con John Strasberg, hijo de Lee Strasberg, fundador del Actors Studio: “Él decía: ‘Dios estaba equivocado’. Lo decía en serio. Hablaba del valor del error como motor creativo. Barney tiene algo de eso: permite que el error te lleve al descubrimiento. En ese terreno, la confianza entre actor y director se vuelve esencial.”

El humor y la hondura de Chéjov

En la obra de Chéjov conviven el desencanto y la risa, la tragedia y el absurdo. Brunetti lo sabe y lo subraya. “Chéjov escribía sus obras como comedias, aunque muchas veces se las representa como tragedias. Y Barney quiere rescatar ese humor. No el humor fácil, sino el que nace de lo cotidiano, del desencuentro, del gesto torpe. En la versión de Londres había algunos toques de humor más ligeros; acá, el humor se entrelaza con la melancolía, con esa risa que duele. Eso también es profundamente chejoviano.”

Un Chéjov patagónico y contemporáneo

La mirada de Barney Finn resignifica a Chéjov en un contexto argentino, sin perder su universalidad. “Me entusiasma ser el responsable de mostrar una forma distinta de contar a Chéjov —dice Brunetti—. Vanya no es un experimento de minimalismo escénico, sino una exploración sobre la soledad, la frustración, el amor y el paso del tiempo. Todos esos temas están en el texto, pero en este montaje cobran una temperatura nueva, cercana a nuestra tierra, a nuestra historia.”

Brunetti concluye con una reflexión que sintetiza su entrega: “Ojalá el público salga diciendo: ‘Acabo de ver Vanya’. Si alguien dice eso, siento que habremos cumplido. Porque significa que, más allá del formato, la esencia de Chéjov sigue viva, respirando entre nosotros.”

Estreno y funciones

“Vanya”, versión unipersonal de Simon Stephens sobre Tío Vania de Antón Chéjov, protagonizada por Paulo Brunetti y dirigida por Oscar Barney Finn, se estrena el 7 de noviembre en el British Arts Center (Suipacha 1333, Buenos Aires).
Funciones: viernes y sábados a las 20:00.

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