OPERA: TOSCA de PUCCINI , UN ESPERADO ESTRENO EN EL TEATRO COLÓN, EN UN MARCO ESCÉNICO HISTÓRICO, CON UN PROTAGONISTA ABSOLUTO : MARCELO ALVAREZ.

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TOSCA

ÓPERA EN TRES ACTOS (1900)
MÚSICA DE GIACOMO PUCCINI
LIBRETO DE LUIGI ILLICA Y GIUSEPPE GIACOSA
BASADO EN LA PIEZA HOMÓNIMA DE VICTORIEN SARDOU
PRODUCCIÓN TEATRO COLÓN
HOMENAJE AL MAESTRO ROBERTO OSWALD

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DIRECTOR MUSICAL
Carlos Vieu

CONCEPCIÓN ESCÉNICA, DISEÑO
DE ESCENOGRAFÍA Y DE ILUMINACIÓN
Roberto Oswald

DIRECTOR DE ESCENA
Aníbal Lápiz

ESCENÓGRAFO ASOCIADO
Christian Prego

REPOSICIÓN DE ILUMINACIÓN
Rubén Conde

DISEÑO DE VESTUARIO
Aníbal Lápiz

PRINCIPALES INTÉRPRETES

FLORIA TOSCA
Eva-María Westbroek
Eiko Senda *

MARIO CAVARADOSSI
Marcelo Álvarez
Enrique Folger *

BARON SCARPIA
Carlos Álvarez
Fabián Veloz *

SACRISTÁN
Luis Gaeta
Gustavo Gibert *

* Funciones Extraordinarias

Agradecimiento a Máximo Parpagnoli por las fotografias

Al momento de abrirse el telón uno revive la tan esperada y sobre todo realista escenografía del Mtro. Roberto Oswald, histórica producción, en este caso repuesta para homenajear al celebre regista que tanta historia supo hacer en el Colón como en diversos teatros del mundo.

Una producción que da refinamiento con el uso de gigantografía computarizada de la mano maestra de Oswald y que brinda interiores con líneas en fuga de menor a mayor para terminar en una boca escénica amplia en donde los personajes estan demarcados por los techos abovedados o por el Angel del Castel Sant’Angelo del acto final. El vestuario como la dirección de escena fue de Aníbal Lapiz, clásico coequiper del aclamado regista. El responsable de la reposición escénica es Christian Prego, lo cual le significo un gran desafío, pero que al desccubrirse el escenario volio a impactar la monumentalidad escénica

Una Tosca esperada por el público por su clasicismo pero sobre todo el reencuentro con el tenor argentino aclamado mundialmente Marcelo Alvrez, luego de más de veinte años sin cantar en la “catedral de la música” que es nuestro primer Coliseo.

Marcelo Álvarez, fue el gran triunfador de la noche. Vocalmente su Cavaradossi estuvo plagado de matices y lucimiento canoro, llevando a cabo todo un recital de pianissimos como de filados, casi excesivos, haciendo que por momentos se pecase de poco volumen. Su dicción fue perfecta, el fraseo bellísimo y estilísticamente impecable. Se mostró segurísimo toda la noche en la zona aguda, aunque en ocasiones tendiese a irse la voz un tanto atrás, nos obsequió con unos “Vittoria, Vittoria” ajustados como acotados, y un «E lucevan le stelle…» francamente emocionante.

La famosa soprano holandés en su debut en esta sala con historia de Toscas, Eva Maria Westbroek apareció en escena como una anti diva en rol de Tosca , su voz firme y de amplia emisión demostró probablemente sus carencias en este personaje dificil de interpretar (aclaro que ella a sus 25 años gané el premio de la lirica en Roma por interpretar Tosca, pero luego hasta esta presentación no lo había vuelto a realizar) tuvo un primer acto muy correcto , un segundo en donde se notó la carencia de marcación escénica, custión notoria en el enfrentamiento entre Tosca y Scarpia lo cual pareció una lucha greco-romana, como asi en más de una ocasión en su parte vocal paso de la nota alta a un grito, en la famosa aria “Vissi d’arte” se la escuchó en forma lineal sin mayor matiz en cuerda; como asi también en el duo final del tercer acto se apreció la falta de limpieza en su emisión de registro.

Sorprendió el hecho de estos problemas, uno la supo ver y escuchar en el MET haciendo Elizabeth (Tannhauser-2015) y en la ROH de Sieglinde (Walkiria-2012) de manera excepcional, una noche no brillante puede pensarse que todo cantante tiene, por tanto es de esperase que en las próximas funciones aparezca su gran lucimiento, a lo cual esta excepcional cantante tiene acostumbrado.

El barítono español Carlos Álvarez, en el rol de Scarpia, estuvo contenido en todo momento, su Tedeum del primer acto fue firme , pero presentó dificultades para poder superar la exigente orquesta al final del mismo. En el segundo acto, su refinamiento eclipsó al apasionamiento en rol como en sus inflexiones vocales como en sus fraseos, una voz que cumplió lo marcado en partitura, pero que no transmitió emoción.

Es de destacarse la presencia en la escena de nuestro querido y admirado barítono Luis Gaeta, el cual realizo un Sacristano con la clase de un grande.

El Mtro. Carlos Vieu suscitó comentarios para todos los gustos. Como suele ser habitual en este director, no hizo una lectura especialmente genial o innovadora, pero sí muy correcta y con algunos detalles de muy buen gusto. Condujo la orquesta con batuta firme, manteniendo una pulsión dramática muy destacable, sobre todo en un segundo acto estupendo a contrario de lo que se veía en escena. Mimó a los cantantes con especial cuidado, pero sin que en ningún momento mermase la tensión requerida por la partitura. Es cierto que hubo algunos desajustes en la Orquesta Estable del Teatro Colon, como ya viene siendo habitual en los días de estreno. En sus intervenciones solistas destacaron clarinete y concertino; aunque debo aclarar que los metales estuvieron en contradicciones sonoras en más de una ocasión. El Coro Estable bajo la direccion del Mtro. Miguel Martinez brillo en el primer acto de manera acorde a la partitura pucciniana

Una Tosca enmarcada en el realismo escénico del Maestro Oswald, con protagonistas de lujo en una noche conflictiva en canto.

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