Nada mejor que cambiar una tarde de tele por una transmisión del Nathional Theatre, gracias a la Fundación Beethoven (www.fundacionbeethoven.com.ar ).
Esta vez el deleite vía satélite tuvo textos del gran George Bernard Shaw.
Una revolución de ideas quedan en tu cabeza al escucharse los aplausos. Será feliz con eso el autor?
Era su propósito?
No hay tópico filosófico que escape o se deslice deliberadamente de sus líneas.
Las eternas luchas entre conservadores y revolucionarios, socialistas y capitalistas, y claro, la más antigua de las contiendas: hombres contra mujeres, libertad versus continuacion de la especie; vistas de manera reflexiva y hasta acusativa por el autor. El público disfruta la parodia tal vez sin querer entender los reproches que se deslizan.
Pero acá estamos con esta lujosa producción que no escatimó en detalles, un vestuario tan actual que no pasó desapercibido ni el dobladillo de los pantalones chupín de los hombres.
Ralph Fiennes se sacó el gusto de encarnar a Jack Tanner un presumido Don Juan victoriano y rebelde, está vez casado y cazado por el instinto femenino (infaltable y ganador) a perpetuar la especie.
Que maravilla de obra, en los cruces y guiños con los grandes autores y las grandes obras de la historia: los acordes de Don Giovanni de Mozart se colaban entre escenas del infierno de Dante y frases universales sacadas de textos de Shakespiere.
El segundo acto de La Traviatta casi calcado y los coros montañosos de Carmen de Bizet, bella experiencia visual y auditiva. La idea innegable de la ópera como abravadero del arte visual, teatro y cine.
El elenco acompañó al mediático RP a su altura, remando con la extensión de los textos y la dialéctica casi panfletaria.
Salud Sir Gerge Bernard Shaw! Ganador de un Nobel (1925) y un Oscar (1938), a más de 100 años nos deja con una revolución neuronal ante su obra!