El 24 de febrero de 1969, Callas se encontraba nuevamente en el estudio de grabación de París, grabando un aria de Le Corsaire para el siguiente disco de recitales de Verdi. No canta en público desde julio de 1965 y no realiza ninguna grabación desde enero de ese año. En el pasado, personalLos problemas de su vida se apoderaron de ella y, cuando se produjo una dolorosa ruptura con Onassis en 1968, intentó desesperadamente volver a su carrera y encontrarle sentido a la vida. En la prensa mundial aparecieron anuncios: cantaría el “Réquiem” de Verdi en Dallas; volverá a La Traviata en París; cantaría a Poppaea en Roma, pero no llegaron a nada.
Regresó con su antigua maestra, Elvira de Hidalgo, para reelaborar su voz y deshacerse de algunos malos hábitos que había adquirido a lo largo de los años. Grabar fue un camino de regreso para ella, donde podía probar su voz sin exponerse a la vista de todos. Así, con el director Nicola Rescigno y la Orquesta de la Ópera de París, trabajó en varias arias de Verdi, reelaborando algunas que había grabado en 1964 pero no publicadas, y añadiendo varias nuevas.
Las sesiones fueron prolongadas y muy lentas en concretarse, pero muestran algunos resultados positivos de su trabajo con De Hidalgo. Los sonidos de las vocales en el medio de la voz son más claros y abiertos, el vibrato cuando no presiona es más controlado y Callas ha desarrollado la capacidad de «flotar» en las notas altas.
Las sesiones se vieron interrumpidas cuando María tuvo que empezar a trabajar en la película Medea de Pasolini. Nunca volvió a terminar el disco y quedó olvidado hasta que dos hermosas arias, «Il Corsaro», fueron lanzadas poco después de su muerte. Con el tiempo, todas las grabaciones estuvieron disponibles en Internet y representan material interesante, a veces difícil para los fanáticos, pero emocionante de los últimos años de la vida del gran cantante.