Gemma Bellincioni, voces del pasado

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Gemma Bellincioni, nacida como Mathilde Cesira, hizo su debut en el escenario de la ópera a la edad de 16 años. Sus padres eran cantantes, por lo que desde temprana edad la niña vivió en el mundo de la música y el canto. Estaba destinada a convertirse en la primera intérprete de los papeles de Santuzza, Fedora y Salomé (en el escenario italiano), así como en una de las cantantes favoritas de Giuseppe Verdi, quien admiraba su interpretación de la imagen de Violetta Valeri, así como fraseo, excelente dicción, pasión por la interpretación y talento actoral de Gemma.

Fue con Gemma Bellincioni que la encantadora Rosa Ponselle preparó el papel de Violetta en la ópera La Traviata: la voz de la famosa diva italiana de finales del siglo XIX le recordó a Ponselle su propia voz, así como las voces de sus cantantes favoritos: Claudia Muzio y Rosa Raiza. A la manera de Belinchoni, con su generoso permiso, cantó Ponselle y el último acto de La Traviata. Tal encarnación de la imagen de Violetta fue para Gemma un gran honor de «una cantante que no tiene nada que enseñar, porque ya lo sabe todo».

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