DIE FLEDERMAUS; desde el ERKEL THEATER (Budapest) A PURA PASIÓN ORQUESTAL…

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Conductor János kovács    Gabriel von Einstein: Istvan Kovácsházi Rosalinda Klára Kolonits Franco Tamás Szüle Orlofsky Andrea Meláth Alfredo Péter Balczó Dr. Falke Zoltán Bátki Fazekas Dr. Blind Gergely Ujvári Adele Erika Miklósa Iwan Krisztián Teleki Nagy Frosch Péter Vida Ida Andrea Tallós   Libretista Carl Haffner / Richard Genée Traductor Ágnes Romhányi / Sándor Fischer Director Miklós Szinetár Escenógrafo Atila Csikós Diseñador de vestuario Nelly Vágó Coreógrafo Jenő Lőcsei Subtítulos en inglés Gyula Hegedűs Director de coro Gábor Csiki

¿Por qué asistimos a la ópera? Esa es la gran pregunta que nos hacemos luego de haber tenido el placer de disfrutar 2 noches seguidas de ópera en el teatro Erkel en la exótica ciudad de Budapest. De entrada este teatro (no el espacio físico, si no que el grupo humano que trabaja en él) nos recibe con los brazos abiertos. Debo comentarles que cometí la imprudencia de perder mi ticket 5 minutos antes de que comenzara la función, el personal del teatro al verme tan nerviosa se acercó amablemente a preguntarme que me ocurría, al decirles que perdí mi entrada me preguntaron el nombre y ubicación e inmediatamente me hicieron una nueva con la cual logré entrar unos breves minutos antes de que comenzara la función. Nuestra primera obra fue Die Fledermaus y la primera impresión estética musical (obviaremos comentarios sobre las caracteristicas fisicas del Erkel) es dada por la orquesta. Con un sonido técnico consolidado, homogeneidad armónica, precisión rítmica y matices claros y precisos es que nos recibe este grupo de músicos dirigidos por János Kovács. La perfección no existe, pero definitivamente esta orquesta trabaja rozandola. Lo único que lamentamos, por motivos técnicos del teatro, es la necesidad de amplificación de ella, aunque está exquisitamente resuelto por el equipo de sonidistas, al punto que puede que usted no se llegue a enterar (busque desde donde sale el sonido, no es solamente del foso). La puesta en escena, escenografía y caracterización es completamente tradicional, funcionando mucho mejor que puestas en escenas más modernas que no suman al trabajo de los cantantes. En este caso todo ayuda a que haya presición musical en cada una de las marcaciones escénicas, resultando un relajante placer visual para el espectador. Las voces de esta puesta no tienen el tamaño de lás voces a las que estamos acostumbrados los habitues del teatro Colón, pero los colores son maravillosos. ¿para qué sacrificar belleza vocal por caudal en un teatro donde no es necesario? (Menos en este tipo de repertorio). Klára Kolonits nos regaló una exquisita Rosalinde con un hermoso color vocal de soprano lírica, tambien es poseedora del garbo que el personaje pide. Sin lugar a dudas su momento de lucimiento fue el Czardas, todo un lujo poderlo disfrutar en Hungría y con tal precisa dirección orquestal. Dentro de los participantes de la noche (todos los demás muy correctos) hay 4 personajes más a destacar: Erika Miklósa en el rol de Adele por su exacerbado histrionismo, Andrea Tallós como Ida, la bailarina (que por cierto su sólo con el ballet fue hilarioso, porque se nota que ella si sabe bailar), Peter Vida en el rol de Frosch, el carcelero (un personaje hablado) quien hizo al público reír sin parar. Y el tercero es el mismísimo público, gran participante a lo largo de toda la obra. El primer momento de grandes aplausos es al inicio del 2do acto, cuando apenas abre el telón ellos llueven, y no es para menos, la escenografía y caracterización del coro es hermosa, definitivamente nos transporta a otra época, de príncipes y condes, palacios y bailes fastuosos. Sin lugar a dudas asistir a la ultima función de la temporada de esta opereta fue una noche especial.

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