DIE ENTFÜHRUNG AUS DEM SERAIL (El rapto en el Sarrallo) – un encuentro entre la genialidad de Mozart y la visión de Strehler, Alla Scala 2024

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ConductorTOMAS GUGGEIS
Puesta en escenaGIORGIO STREHLER
Escenografías y vestuarioLUCIANO DAMIANO
LucesMARCO FILIBECK
Puesta en escena revivida porLAURA GALMARINI
Movimientos mímicosMARCO MERLINI

Elenco

SelimSven-Eric Bechtolf
ConstanzaJessica Pratt
RubioJasmin Delfs
BelmonteDaniel Behle
PedroMichael Laurenz
OsmínPedro Rosa
Sirviente mudoMarco Merlini
Solistas del coroSilvia Spruzzola, Julija Samsonova, Luca Di Gioia, Giorgio Valerio

En el resplandor de los reflectores, en el majestuoso escenario de La Scala, se desplegó una experiencia teatral única que cautivó y sorprendió a la audiencia. «Die Entführung aus dem Serail», concebida originalmente para el Festival de Salzburgo en 1965 y revivida con maestría en el venerable escenario de La Scala en 1972, sigue siendo un monumento a la visión artística y al genio musical de Wolfgang Amadeus Mozart. En esta producción, dirigida por Giorgio Strehler, se aborda la complejidad del drama humano y la brillantez musical de Mozart, creando un espectáculo que desafía las expectativas y trasciende las fronteras del tiempo y del espacio.

Strehler, en su encuentro inaugural con la obra de Mozart, demostró una comprensión profunda y una visión única que dejaron una marca indeleble en la historia del teatro. Al interpolar varias capas entre la narrativa y la audiencia, Strehler tejió un tapiz de matices teatrales que enriquecieron la experiencia escénica. Desde el falso proscenio, velado por una cortina envejecida y gastada, hasta los gestos exagerados y el humor autocrítico de los cantantes, cada elemento contribuyó a crear un mundo teatral donde la música de Mozart reinaba suprema.

La iluminación, en particular, desempeñó un papel crucial en la creación de la atmósfera de la producción. Desde las siluetas negras sobre un fondo de luz suave y etérea hasta la plena iluminación que acompañaba las piezas más destacadas, la iluminación delineaba no solo los espacios físicos, sino también los ámbitos psicológicos de los personajes. Este enfoque magistral creó un ambiente onírico donde los límites entre la realidad y los sueños se difuminaban, transportando al espectador a un mundo de maravilla y asombro.

En el podio del director, Thomas Guggeis demostró una maestría impresionante al frente de la Orquesta del Teatro alla Scala. Desde la apertura explosiva hasta los momentos más delicados, Guggeis mantuvo un impulso estimulante que impulsó la acción con determinación inquebrantable. Su interpretación precisa y elegante destacó la claridad y la ligereza inherentes a la música de Mozart, mientras que cada detalle fue meticulosamente puesto en primer plano para servir a la interpretación general. El debut de Guggeis en La Scala fue nada menos que un triunfo, estableciéndolo como una fuerza a tener en cuenta en el mundo de la dirección musical.

El elenco, encabezado por la talentosa Jessica Pratt como Konstanze, ofreció actuaciones sobresalientes que cautivaron al público desde el primer momento. Pratt, con su coloratura prístina y sus notas altas resonantes, encarnó a la perfección el papel exigente de la dama europea secuestrada por Pasha Selim. Su interpretación de la pieza de resistencia de la ópera, «Martern aller Arten», fue un punto culminante emocionante que dejó al público sin aliento y ansioso por más.

Daniel Behle, en el papel de Belmonte, demostró una vez más su habilidad para cautivar a la audiencia con su tenor ligero y elegante. Su voz exudaba nobleza y autoridad, pero también una dulzura y pasión irresistible durante sus momentos más íntimos. Jasmin Delfs y Michael Laurenz, como Blonde y Pedrillo respectivamente, ofrecieron actuaciones llenas de vivacidad y encanto, destacando tanto por su talento vocal como por su química escénica.

En el papel de Osmin, el supervisor de la casa de campo del Pasha, Peter Rose destacó por su presencia elegante y su manejo magistral de los elementos cómicos de su personaje. Aunque su baja D puede haber flaqueado en algunos momentos, su interpretación en general fue una adición memorable a la producción.

En última instancia, «Die Entführung aus dem Serail» en La Scala fue más que una simple representación de una ópera clásica. Fue un viaje emocionante a través de los misterios del amor, la traición y la redención, llevado a la vida por un elenco y un equipo creativo de primer nivel. Con su mezcla única de teatro, música y visión artística, esta producción se ganó su lugar en los anales de la historia del teatro, y seguramente será recordada y celebrada por generaciones venideras.

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