CICLO ÓPERA CONTEMPORÁNA EN EL TEATRO COLÓN: TRES HERMANAS

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TEATRO COLÓN

TRES HERMANAS

ÓPERA EN TRES SECUENCIAS

MÚSICA:PÉTER EÓTVÓS

LIBRETO: PÉTER EÓTVÓS Y CLAUS HENNEBERG

BASADO EN TRES HERMANAS DE ANTON CHEJOV

ESTRENO AMERICANO

DIRECTOR MUSICAL INVITADO: CHRISTIAN SCHUMANN

DIRECTOR DE ESCENA: RUBÉN SZUCHMACHER

SEGUNDO DIRECTOR MUSICAL INVITADO: SANTIAGO SANTERO

ESCENOGRAFÍA Y VESTUARIO: Jorge Ferrari

ILUMINACIÓN: Gonzalo Córdoba

REPARTO

Irina: Elvira Hasanagíc

Masha: Anna Lapkovskaja

Olga: Jovita Vaskevicíúté

Andrei: Luciano Garay

Natasha: Marisú Pavón

Vershinin: Héctor Guedes

Anfisa: Victor Castels

Kuliguin: Walter Schwartz

Tusenbach: Alejando Spies

Solioni: Mario de Salvo

El doctor: Carlos Ullán

Fedotik: Pablo Pollitzer

Rodé: Santiago Martínez

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Consideraciones

“Ha llegado la hora: una enorme mole avanza hacia nosotros, se está preparando una fuerte y saludable tempestad, ya está en marcha, ya se acerca, y pronto barrerá de nuestra sociedad la pereza, la indiferencia, la repugnancia por el trabajo, el podrido aburrimiento”

Tusenbach, Act I

En el marco del ciclo contemporáneo de ópera en el Teatro Colón pudimos acercarnos a esta obra con texto de Anton Chejov y libreto de Pétér Eótvós y Claus Henneberg. De difícil partitura y grandes complejidades a la hora de abordar el lenguaje nos llevamos lo que quedó de un texto único.

Es Chejov uno de los últimos clásicos de la modernidad. Si a clásico nos referimos a obras que permanezcan en el tiempo y siempre, sea la generación que sea, o la cultura, país o edad siempre nos llegue y lo podamos adaptar, es pues el texto de esta obra, un clásico.

Los anhelos, el amor apasionado, los estereotipos sociales, las imposiciones, el trabajo, el estudio, las clases sociales, todo abarca Chejov.

La música de Péter Eótvós presagia drama, y de la misma manera que desarticula la linealidad original se toma licencias: ya la primera frase: “que música tan alegre” con un ambiente sonoro* lúgubre. Si bien en el texto original recuerda la muerte del padre, el frío, el invierno esta sección no aparece en el libreto. Doble orquesta en el escenario y el logro de dos directores (Christian Schumann y Santiago Santero) de aunar con exactitud toda la complejidad arquitectónica de la partitura, uniendo ambas con los olistas y el coro.

La ambientación es neutra, Szchmacher remarca que no quiere competir con la música (que ya de por sí tiene un tinte dramático desde la primera nota), quiere que ella sea la protagonista y lleva la actuación y el vestuario por ese camino.

Sobriedad, neutralidad. Con muy buenas pinceladas de iluminación, que ayudó a sacar al público del trance reverencial en el que la música lo sumerge y crea, por momentos, ciertas expectativas (la iluminación tan poética de los tres árboles al comienzo de la ópera), pero no, no se detiene el vuelo intelectual y la obra no deja de ser para un grupo de privilegiados que la disfrutan. Es así, una de las características de la ópera moderna, ha dejado de ser un fenómeno popular para ser entendido y disfrutado por un puñado.

Las actuaciones son muy cuidadas, llenas de detalles necesitan de especialistas, como en el caso de las tres protagonistas. Todas ellas de gran calidad, se notaban cómodas con las dificultades musicales propias del lenguaje de la obra, tan lejano a nuestro transparente castellano.

El grupo de “soporte de la casa” o sea, los cantantes de nuestras pampas se movieron sueltos en el escenario. La mayoría con gran experiencia teatral y musical.

Si bien es una obra de culto no es una obra que uno volvería a ver muchas veces, o por lo menos a mi me deja la sensación de desasosiego propia de la música contemporánea. Para pocos elegidos que la entiendan y la disfruten.

Sí me llevo el anhelo de Moscú, porque todos anhelamos algo que es imposible y todos creemos que vamos a ser felices solo en tanto y en cuanto estemos en Moscú y persigamos la idealización de “lo que nos queda pendiente”.

Laura Ferrarini

*Ambiente sonoro: me quedé pensando en esta definición, wikipelia mediante, y el acierto de usar ese término y no pensar la música con una concepción del siglo xix, sino como una idea ambiental envolvente. Así la partitura musical cobra sentido dentro de esta idea.

“El ambiente es lo que da cuerpo al sonido. Lo contextualiza, permitiendo al oyente situarse. La ambientación es la recreación de un paisaje. Sin embargo, aunque siempre hace referencia a un entorno real, la ambientación puede ser la recreación de un paisaje que no existe, fruto de la fantasía de quien la diseña o la introducción de un ser vivo a un lugar y a unas condiciones de vida distintos de los que había tenido anteriormente.”

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