CELEBRARÉ MI MUERTE, teatro documental con su narrador/protagonista del hecho … EUTANASIA, de esto se debe hablar – Teatro Picadero

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Celebraré mi muerteTeatro PICADERO

Dramaturgia: Alberto San Juan, Víctor Morilla y Marcos Hourmann

Dirección: Alberto San Juan y Víctor Morilla

Producción e interpretación: Marcos Hourman

Acaba de llegar a la cartelera teatral de Buenos aires la obra CELEBRARÉ MI MUERTE, en su primera presentación fuera de España, luego de varios años de haber sido estrenada en Barcelona y presentada con continuidad. Además llega la puesta original, incluyendo a su protagonista (se trata de un unipersonal), que además es argentino (residente en Europa) y fue la figura central del hecho que se describe (un hecho real, que tuvo alta repercusión en su momento en España) y que toma forma de dramatización teatral.

Y ¿cuál es el tema central de la propuesta que nos ocupa? Pues nada menos que la EUTANASIA, o sea “el acto de provocar intencionadamente la muerte de una persona que padece una enfermedad incurable para evitar que sufra.” Siendo un poco más precisos, “la eutanasia es la intervención aceptada voluntariamente por el paciente y realizada por un profesional médico, que acelera la muerte de un paciente desahuciado, con la intención de evitar sufrimiento y dolor innecesario”.

Tema controvertido, difícil, pero que no debe soslayarse en absoluto. Al contrario, nuestra sociedad debe afrontarlo, debatirlo, y es obligación de nuestros representantes legislar en ese sentido. A pesar de que el tema de “la muerte” haya sido y siga siendo un tema tabú, pero que inexorablemente todos afrontaremos. Eutanasia y Muerte; vida finita y muerte; vida asociada “al ser”, muerte asociada a “la nada”.

Al decir de un notable monje, pensador y filósofo trapense, “Los occidentales, salvo los místicos y poetas, casi no hemos elaborado la nada, tenemos una ‘filosofía del ser’, como si la nada no existiese y fuera un ser de razón, puro nominalismo, como para decir ‘aquí no hay nada’; con la nada, nada se hace. La nada ontológica nos espanta, nos aterroriza y huimos de ella. En cambio, el pensamiento oriental se ha movido con soltura en el mundo de ‘la nada’; hasta tienen libros enteros sobre la nada.” Aunque en Occidente Heidegger, en el pasado siglo, afirmó que “la nada” es el elemento dentro del cual flota la existencia, braceando para sostenerse.

Luego de esta digresión, ¿de qué se trata “Celebraré mi muerte”? Pues de un hecho de eutanasia llevado a cabo en España, antes de que la misma estuviera autorizada legalmente, y que fue llevada a cabo por un médico argentino que ejercía (y lo sigue haciendo) su profesión en un centro hospitalario de Barcelona, el Dr. Marcos Ariel Hourmann (que es quien desde el escenario nos relata los hechos y su experiencia). Será él quien en la noche de guardia hospitalaria del 28 de marzo de 2005 recibirá a una anciana paciente, enferma terminal, quien le pide que la ayude a morir. Al hacerle todos los estudios pertinentes y confirmar efectivamente el diagnóstico irreversible, habla con la hija de la paciente (quien le manifiesta estar de acuerdo con el pedido de su madre, y que a posteriori atestiguará a favor del médico en el juicio que la justicia llevará en su contra) y finalmente decide no prolongar los dolores y la agonía de la enferma (tal como los protocolos del momento indicaban, sólo aplicar sedación…): le inyecta en vena 50mg de cloruro de Potasio. Pero además, deja constancia de su responsabilidad al haber aplicado la eutanasia, al escribirlo en los informes documentales del hospital.

Este accionar del Dr Hourmann derivará en un juicio legal el en que un jurado lo declarará culpable de asesinato, debiendo afrontar 10 años de prisión. Finalmente logrará un acuerdo con la Fiscalía, y la condena se redujo a 1 año de prisión en suspenso, y no perder el derecho de seguir ejerciendo la medicina. Sin embargo, el enfrentamiento de colegas hace que se radique con su familia primero en Inglaterra y luego en Gales, donde siguió ejerciendo su profesión, hasta que el periodismo descubre su “antecedente” y vuelve a Barcelona. Allí sigue residiendo y ejerciendo la medicina.

Todo esto nos lo cuenta el Dr. Marcos desde el escenario del teatro Picadero, en un escenario despojado, con 7 sillas y una pantalla donde se muestran imágenes, fotos, fragmentos de videos, textos con palabras en negrita que acompañan, remarcan y complementan la narración. Teatro documental, experiencia necesaria…

Toda esta historia se complementa (y esto es sumamente interesante, una excelente decisión del autor) con parte de la historia personal y familiar de nuestro protagonista, desde su infancia, la adolescencia, la etapa universitaria en la Universidad de Buenos Aires y su partida hacia Europa. Una relación especial con su padre, quien morirá de una enfermedad degenerativa, y que sin duda marcará la vida de Marcos.

¿Y para qué las sillas? Pues porque al comienzo del espectáculo se invita a seis integrantes del público a subir al escenario, y serán ellos quienes al final del mismo deberán emitir un veredicto de “culpable” o “inocente”. De manera que cada noche, el veredicto puede ser distinto…

Otro punto a favor del espectáculo es que, una vez finalizado, aquella parte del público que lo quiera, puede quedarse para hacer preguntas al doble protagonista (del hecho real y de la obra teatral). Marcos Hourmann se ocupará a lo largo del espectáculo que no es actor (y eso se nota), pero el hecho de haber sido el protagonista real hace que todo sea casi coloquial, como si él nos contara individualmente, a cada espectador, en un living o en la mesa de un bar, su historia. Propuesta teatral especial, muy interesante, y necesaria. Bienvenida a Buenos Aires. Ojalá cumpla uno de los objetivos que sin duda tiene también esta propuesta: que nuestra sociedad deje de eludir el tema de la eutanasia, pues es imperioso que se legisle al respecto.

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