(SF, 19 de agosto de 2018) Cuando surgió la idea de interpretar las nueve sinfonías de Beethoven en Salzburgo, titubeó brevemente, dice Teodor Currentzis. «Cada una de las sinfonías es su propio mundo. No es una serie; cada sinfonía tiene su propia identidad, su propio sonido. Es difícil cambiar de uno a otro en una noche «, explica el conductor. Fue idea del Director Artístico Markus Hinterhäuser realizar un ciclo completo. Y dado que su confianza en el Director artístico es considerable, aceptó emprender el viaje. «Extreme tempi», «super-fast», así es el juicio de muchos críticos. El trompetista Christian Binde, que comparte el escenario con Currentzis y modera la Charla en la terraza, defiende estos tempos, como los de Beethoven. «Como cuestión de hecho, estas marcas se pueden encontrar en el puntaje, por lo que estamos volviendo a la fuente y los orígenes», dice. El problema, agrega Teodor Currentzis, es que todos vemos las obras con conocimiento histórico. Cita el ejemplo de Notre Dame en París: «Antes de la restauración, sus piedras estaban cubiertas de pátina, casi negras, y se tenía una cierta imagen de esta obra maestra. – Para ser honesto, ¡ya no me gusta la iglesia después de su estauración! En el primer momento, sentí que una obra maestra había sido destruida aquí. «Sin embargo, todo lo que realmente había sido destruido era la imagen que habíamos aprendido a aceptar durante siglos. La gente, explica, a menudo le gustan las cosas tal como las conocen. Por lo tanto, sugiere tomarse el tiempo para volver a estar en contacto con el original y ser tolerantes con la estética original.
Christian Binde incluso describe al director de orquesta, que a menudo se llama «rebelde clásico», como «superconservador», ya que además del tempi original, utiliza instrumentos históricos. Esa es otra forma de deshacerse de la pátina, dice Teodor Currentzis. Para él, la autenticidad significa conocer la historia, pero usando el instinto propio. Agrega que a menudo se pregunta cuál era la intención del compositor para una determinada pieza, y para aprender a apreciar sus elementos desconocidos.
Christian Binde luego pregunta acerca de la sensación de irritación que a menudo produce su estilo de conducción. «Nunca es mi intención provocarme. Sin embargo, algunas personas consideran que lo que hago es extremo. – Creo que es una cuestión de psicología «, responde. «Mi objetivo no es que la gente asista a un concierto, que lo encuentre bonito y que luego no lo recuerde al día siguiente», dice el director. Él trata de abrir puertas, y considera que los conciertos son un intento de encontrar la llave correcta para estas puertas. Él quiere profundizar en el trabajo y explorar las limitaciones de la posibilidad humana con su dirección. También espera que sus músicos lleguen a los límites de sus habilidades; cualquier otra cosa es simplemente arte decorativo. «Estoy profundamente convencido de que el papel del músico es plantear nuevas preguntas a la audiencia», dice Teodor Currentzis. Descarta una actitud que le gusta algunos tipos de música, pero no otros. Más bien, la verdadera pregunta es: ¿por qué no me gusta esta música, pero como este otro tipo? Esa pregunta no tiene nada que ver con Teodor Currentzis, agrega; es un problema individual para cada oyente.
Explica que la música de cada sinfonía individual de Beethoven es fascinante, lo que hace difícil tocar dos en una noche de concierto. Por otro lado, sin embargo, el concepto permite a los músicos y oyentes descubrir paralelismos inesperados, ideas musicales que Beethoven esbozó en sus primeras sinfonías y finalmente condujo a casa en sus últimas. Hoy, domingo, se presentan la Segunda y la Quinta Sinfonías, seguidas por la Sexta y Cuarta Sinfonías el 22 de agosto y la Octava y Séptima Sinfonías el 23 de agosto. Teodor Currentzis dirige su música de orquesta Aeterna of Perm Opera