TEATRO: «DOÑA ROSITA ,LA SOLTERA» de F. Garcia Lorca , nueva producción presentada en el TEATRO REGIO, con una mirada diferente en un marco escénico de excelencia actoral y visual

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Doña Rosita la soltera o el lenguaje de las flores

de Federico Garca Lorca

Elenco

Virginia Innocenti
Rita Cortese
Graciela Dufau
Arturo Bonín
y elenco

Músicos
Nélida Favero
María Eugenia Castro
y Yamila Bavio

Directora asistente Graciela Dufau
Diseño de sonido Leo Leverone
Asesoramiento coreográfico Cecilia Elías
Dirección vocal Marcelo Macri
Música original y dirección musical Alberto Favero
Iluminación Eli Sirlin
Escenografía y vestuario Eugenio Zanetti

Dirección Hugo Urquijo

Borges habla de cuatro mitos, en los que se basan la mayoría de la literatura y el arte, yo le agregué, atrevidamente, el mito del amor adolescente con pasados enfrentados y hoy le agregaría el mito de «la que espera».

Desde Butterfly, a más de una heroína griega, la-que-espera es la representación de lo que ninguna mujer quiere en la vida.

Se contraponía en la tarde porteña de ese viernes 3 de junio, por un lado el estreno de la obra de Lorca y por otro las calles atestadas de mujeres clamando contra la violencia de género.

¿Y no es violencia también el relegar a una mujer solo por ser soltera?

Aquí nos unimos a la angustia que bellamente transmite el texto, basado en las observaciones agudas del autor de la sociedad, no solo española.

Los versos se entrelazan con la adaptación de Graciela Dufau y Hugo Urquijo en una puesta digna de las calles de Broadway, pero cerca, sobre Avenida Córdoba, en el Teatro Regio.

La escenografía y el vestuario corrieron a cargo del gran Eugenio Zanetti, que rubricó con buen gusto una puesta lujosa, que soportó no solo a los actores sino además a la pequeña orquesta de cámara solventemente encargada de la musicalización de los textos.

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El vestuario gustó mucho, clásico, necesario para crear el marco histórico y vislumbrar el paso del tiempo, amén de algunos guiños contemporáneos.

La musica de autoria del Mtro Alberto Favero, hubiera preferido una impronta mas española,ya que a mi tuvo momentos que sugerían mas comedia musical que obra de teatro del gran García Lorca.

Atinada elección de la regie del neutro en el acento (con medida pronunciación rioplatense), no el cliché argentino de cómo suena el español ibérico.

Las actuaciones fueron solidas, empastadas. Es, pues una obra de mujeres, y ellas se muestran variadas en todo el largo de la poesía.

Graciela Dufau y Rita Cortese llevan el peso escénico, lucen tan naturales diciendo Lorca que parecen espiadas por la ventana del pueblo.

Virginia Inocenti, lidia con el canto, pero triunfa en la personificación de Doña Rosita, dejando entrever la soltera que no queremos ver las mujeres.

De los hombres se podría prescindir en la representación, no por malas actuaciones sino por la fuerte impronta femenina. Arturo Bonín, delicado, hace brillar el verso de Lorca; Sebastian Vitale deja en suspenso por lo breve del rol un buen actor y cantante, aunque suponemos que habrá de asentarse con el transcurrir de las funciones.

Las manolas y las solteras aportan la gracia, frescura y humor necesarios para completar el jardín de flores al que se alude constantemente; la presencia del invernadero, de las rosas, de los pétalos y aromas, un conjunto que refiere a la femineidad toda.

Las partes técnicas, sonido y luces ni se notan, eso destaca su correcto diseño y desempeño en la puesta.

Disfrutamos y releemos este texto las mujeres todas, pensando cual es el rol que tenemos en la sociedad, que tal vez no es limitarnos a una violencia a impedir sino el apreciar los diferentes lugares, los jardines, en los que preferimos vivir la vida, sin dar demasiadas explicaciones.

Si te ha tocado Butterfly o Rosita, no te preocupes, con Federico, la vida se disfrutará igual.

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