«La Pasajera» de Mieczyslav Weinberg en la Florida Grand Opera: una Travesía Musical del Holocausto

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La pasajera (MieczyslavWeinberg / Alexander Medvedev) basada en la obra “Pasażerka”  (La pasajera) de ZofiaPosmysz. AdriennMiksch (Marta), DavedaKaranas (Lisa), David Danholt (Walter), John Moore (Tadeusz), Anna Gorbachyova (Katja), Kathryn Day (Bronka),AgnieszkaRehlis (Hannah), Elena Galván (Yvette), Hilary Ginther(Vlasta), Eliza Bonet (Krystina). Dirección Musical:Steven Mercurio. Dirección de escena: David Pountney (2016)

Mucho se ha escrito y teorizado sobre Auschwitz, pero tal vez nunca antes se había explorado esta temática a través de la ópera. La obra en cuestión es «La Pasajera» del compositor polaco-moldavo-ruso-soviético-judío Mieczyslaw Weinberg, basada en la novela homónima de Zofia Posmysz, una sobreviviente de la Shoah. En la dirección musical, Steven Mercurio, y en la dirección de escena, David Pountney, han dado vida a esta obra que se adentra en los abismos del Holocausto.

La Dualidad de «La Pasajera»

La trama de «La Pasajera» se desarrolla retrospectivamente, llevándonos desde la cubierta de un barco en la travesía atlántica hasta los oscuros recuerdos de Auschwitz-Birkenau. Marta, una reclusa judía polaca, se encuentra con Lisa, la supervisora de uno de los barracones del campo de concentración. Este encuentro desencadena un viaje introspectivo y perturbador, llevándonos desde el lujo de la primera clase hasta la angustia denigrante de los campos de concentración nazis.

El título mismo, «La Pasajera», adquiere un doble sentido al referirse tanto a la protagonista judía como a la supervisora nazi. El tiempo se distorsiona, las miradas se cruzan, y el pasado resurge en un instante. El confort exterior del barco se transforma en la miseria del barracón, creando un contraste impactante que sumerge al espectador en la pesadilla permanente de Marta.

Weinberg: Un Compositor en la Sombra de Auschwitz

Mieczyslaw Weinberg, discípulo de Dmitri Shostakovich y de linaje marcadamente germánico, se aventura en el género operístico con «La Pasajera». Inspirado en la novela de Posmysz, el compositor aborda un tema delicado y poco explorado en la música clásica. La obra reivindica su lugar en el repertorio, desafiando las predicciones de Adorno sobre la inviabilidad de la poesía después de Auschwitz.

La Babel Musical de Weinberg

La dimensión plurilingüe de «La Pasajera» es un elemento que no puede pasarse por alto. Francés, ruso, alemán, polaco, hebreo e inglés se entrelazan en la obra, reflejando la diversidad lingüística de Auschwitz. Este crisol de idiomas recrea una espiral de degradación, donde la diferencia se convierte en vínculo y brecha a la vez. La escenografía de Anselm Weber, exquisitamente vestida, se inicia con Marta escribiendo una carta, proyectada sobre la cubierta del barco, sumergiendo al espectador en sus pensamientos sin necesidad de canto o palabra articulada.

La Música como Vehículo de Emoción y Tensión

La ópera de Weinberg utiliza instrumentos como la celesta, la marimba, el vibráfono y el xilófono de manera magistral. Estos elementos se convierten en las ondas Martenon de la obra, resaltando los motivos musicales que articulan las dos horas de intensidad emocional y psíquica. La riqueza musical de la obra requiere más que una sola audición para ser plenamente apreciada.

El entramado musical de «La Pasajera» revela influencias evidentes, como el ‘motivo del destino’ de la Quinta Sinfonía de Beethoven y la Chacona de Bach. También se encuentran citas más sutiles, como una marcha militar de Schubert. Pasajes más laxos y bailables, reminiscentes de Nino Rota y Mancini, así como del propio Shostakovich, se entrelazan en la partitura, creando una amalgama sonora que abraza la complejidad de la narrativa.

La Canción Rusa: Un Momento de Profunda Ironía

Entre esta amalgama, destaca una canción popular rusa cantada a capela, un momento de profunda ironía en medio del despliegue orquestal. Esta sencilla canción, compartida entre los reclusos, se convierte en un espejismo en medio de la oscuridad. Aunque Zofia Posmysz, autora de la novela, afirmaba que escribió desde la perspectiva de la vigilante culpable, la ópera de Weinberg y el libreto de Alexander Medvedev inclinan la balanza hacia las víctimas, mostrando el barracón como refugio frente al vecino y destacando la integridad moral entre los reclusos.

La Complejidad de la Culpa y el Olvido

«La Pasajera» no se presenta como una obra de arrepentimiento, sino como un estudio de la tensión psicológica y emocional que rodea a quienes fueron parte del sistema nazi. El lujo de la primera clase se convierte en un recuerdo perverso, y la imposibilidad del olvido conecta a las dos protagonistas femeninas en su viaje hacia la redención o la aceptación de sus acciones.

La perspectiva del verdugo, representada por Lisa, se explora con sensibilidad, mostrando un barco acomodado camuflado entre sombras y mareos, una escenificación dentro de la escena. La obra se centra en la psique y el remordimiento, más que en los hechos históricos, desafiando la tendencia a retratar a las víctimas como una comunidad homogénea y pura.

Conclusiones: «La Pasajera» y el Desafío de Auschwitz en la Música Clásica

«La Pasajera» de Weinberg se erige como un monumento musical que desafía las expectativas y las limitaciones del arte post-Holocausto. La complejidad musical y temática de la obra exige una atención meticulosa y múltiples audiciones para apreciar su plenitud. La exploración de la culpa, la redención y la imposibilidad del olvido sitúan a «La Pasajera» en la vanguardia de la música clásica contemporánea, redefiniendo la relación entre el arte y la tragedia humana. En este viaje musical, el barco no se pierde del todo a la deriva; más bien, se adentra en las aguas

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