¿QUÉ FUE DE… EL NIÑO DE ‘LA VIDA ES BELLA’?

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 Giorgio Cantarini (Orvieto, Italia, 1992), es Giosué, el simpático hijo de Roberto Benigni en ‘La vida es bella’ (1997), que sobrevivió al Holocausto y se llevó un tanque de regalo a casa mientras le robaba el corazón a medio mundo con su sonrisa pícara, su inocente ignorancia y su grito favorito: “Buongiorno principessa!”. El actor que le dio vida, sin embargo, no fue capaz de perpetuar su reputación en el mundo del cine, a pesar de un arranque fulgurante.
Y es que cuenta la leyenda que cuando Roberto Benigni vio aparecer al pequeño Giorgio por la puerta durante el proceso de casting de su obra magna, tuvo claro desde el segundo cero que ese era el niño que andaba buscando para que encarnara a su hijo. Y no le fue nada mal: la película se llevó tres Oscar, y la simbiosis padre-hijo fue tan buena que el director italiano se llevó la estatuilla al Mejor Actor en la única interpretación en habla no inglesa que logra dicho galardón.
Buena nota de ello tomó Ridley Scott, que lo fichó para que encarnara al hijo de Russell Crowe en ‘Gladiator’ (2000). Y el amuleto Cantarini funcionó de nuevo: cinco Oscar, entre ellos el de Mejor Actor para Crowe. Pocos intérpretes pueden presumir de haber interpretado, en sus dos primeros trabajos cinematográficos, al hijo de dos ganadores del Oscar. Curiosamente, si en ‘La vida es bella’ Cantarini llegaba sano y salvo al final de la película mientras su padre se quedaba por el camino, en ‘Gladiator’ su personaje moría brutalmente en los primeros compases del filme, alentando la furia vengativa de su progenitor.
Un año después, participó en el telefilme estadounidense rodado en Italia ‘De amor y de guerra’ (John Kent Harrison, 2001), adaptación de la novela ‘Guerra en los Apeninos’, de Eric Newby. Su filmografía entra entonces en un largo compás de espera durante el cuál Giorgio se centra en sus estudios y participa, en 2005, en una edición infantil del concurso ‘Ballando con le stelle’ (el ‘Mira quien baila’ italiano). En 2007 asume un rol de peso en el filme de época italiano ‘Il giorno la notte por l’alba’, dirigido por Paolo Bianchini, y un año más tarde forma parte del elenco de la comedia ‘Il mattino ha l’oro in bocca’ (Francesco Patierno, 2008), con un papel casi testimonial. Su último trabajo conocido es su participación como personaje episódico en la longeva serie de Canale 5 ‘Distretto di polizia’.
A diferencia de otros niños prodigio del cine, Giorgio Cantarini no ha sufrido grandes contratiempos en su vida que le hayan desviado de su camino, ni ha renegado nunca de este mundo, aunque en una entrevista concedida hace dos años, afirmaba no haber sentido nunca una gran pasión por la interpretación: “Nunca sentí un gran impulso por actuar, aunque sin duda es un arte que me intriga. Pero me interesa mucho más el oficio de guionista”. En la misma entrevista, Cantarini repudiaba la fama a la que aspiran muchos jóvenes de su generación: “Mucha gente trabaja en televisión por enchufe, o por haber aparecido en ‘Gran Hermano’. Yo ni siquiera he visto nunca ese programa y me enorgullezco de ello. Los chicos que participan en ese concurso no se dan cuenta de que la audiencia se ríe de ellos y no con ellos”. Y descubría cual era su verdadera vocación: “Me gustaría cursar estudios de criminología científica. Tal vez parezca banal, pero me aficioné a ello viendo ‘CSI’”

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