OPERA: «WRITTEN ON SKIN» de GEORGE BENJAMIN Y SU VERSION, estreno latinoamericano en el TEATRO ARGENTINO DE LA PLATA

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“Written on skin” Opera en tres partes, con libreto de Marin Crimp basado en la leyenda del trovador Guillem de Cabestany ,“Le Coueur mangé” (El corazón devorado).

Musica de George Benjamín

“Tú me quieres alba,
Me quieres de espumas,
Me quieres de nácar.
Que sea azucena
Sobre todas, casta.” (Alfonsina Storni)

Claro que ser mujer afecta la forma que vemos esta ópera; aunque no queramos nos molesta que hasta el día de hoy los libretistas nos vean prostitutas o sometidas, porque esta fábula es, sin lugar a dudas, la continuación de la tradición pura operística, una historia digna de un Verdi o un Puccini, un drama con el peso trágico que aman los fanáticos del genero.

Si bien Benjamin buscó en los lenguajes musicales contemporáneos, la historia abreva en los dramas humanos (“ah la terrible humanidad”, se escucha por momentos) y mantiene con linealidad absoluta la historia en la narración. Dentro del texto Crimp busca con empeño místico dar más profundidad a la historia agregando pasajes bíblicos y guiños religiosos, pero no deja de ser tan sencillamente humana como elitista. La actualidad banal se filtra en las líneas de un estacionamiento; no, no escapamos de nuestra urbana superficialidad.

La puesta no es “jugada” (y abro paréntesis, ya que me causo gracia a mi misma quejándome de la austeridad de la puesta cuando protestábamos por la explicitud de “Die soldaten” por ejemplo), de alguna manera la tensión del drama que se observaba y la orquestación que aportaba una emoción asfixiante reclamaban algún artilugio mayor que unos andamios o un auto: el presente y el pasado entrelazados no llegaron, ni en la dominante escultura del ángel-virgen, a completar la idea visual. El minimalismo musical, si así se lo puede llamar, se trasladó a la ambientación sobre escena.

Una excelente actuación del contratenor Flavio Olivier sostuvo el hilo dramático y aportó la inocencia y la sensualidad a un personaje difícil desde lo vocal; el sonido de contratenor no suele ser la cosa más sexi del mundo pero el cantante supo ser un actor que resolvió gestualmente la ambigüedad del personaje.

Jacquelina Livieri posee un timbre y un fisic du rol ideal para el personaje de Agnes, con un extraño sonido en la zona de pecho (no sé si a pedido de la reggie) que no era muy agradable pero que acompañaba a la actuación.

Carlos Natale y Eugenia Fuente fueron co-protagonistas idóneos aunque la mezzo sonó con poco sonido en la zona baja pero con gran resolución escénica.

Por último Hernán Iturralde dominó el escenario, intimidando a los personajes y llevando la voz a los senderos oscuros que requiere este personaje, tal vez el menos complejo, que soporta y desencadena el dramático desenlace.

Debo, como siempre, destacar mi absoluta admiración a los cantantes y músicos profesionales que pueden aprenderse estas partituras tan complejas, al director musical Lucas Urdampilleta, especialista en Siglo XX y XXI y desde lo musical a lo vocal, regalar al público la oportunidad única de ver estas obras que pican en punta en todo el mundo. En la galería del teatro Colón se comentaba a partir de las discusiones sobre gustos, puestas y variedad de operas, la importancia de que estos títulos nuevos estén al alcance del público en Argentina. Una pena sin embargo que falle la gestión de comunicación y relaciones públicas de un teatro estatal; es “Written on skin” una obra que debería ver todo estudiante, desde alumnos de Bellas Artes hasta estudiantes de humanidades, teatro, periodismo y otras.

Un logro que disfrutamos pocos sobre la calle 51.

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