OPERA: «AGRIPPINA» de HAENDEL, UNA PROPUESTA DE BAL que NOS CAMBIA DE AMBITO , PERO NO DE ESENCIA…

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AGRIPPINA.

Versión de la ópera de Händel de Buenos Aires Lírica (BA Lírica).

Teatro el Picadero. Pasaje Santos Discépolo 1857, CABA.

Función Estreno del 24/10/2016.

BA Lírica salió de su zona de confort y con ellos su público propio y el adepto a la opera. Con astucia lleva esta nueva producción con puesta de Ignacio Gonzáles Cano y Carlos David Janes de Agrippina de Händel en el muy remodelado teatro El Picadero sobre el Pasaje Santos Discepolo.

Este cambio drástico tiene pros y contras en la puesta de una ópera. Por un lado, la posición de la orquesta (tradicionalmente adelante con el director mirando a escena y dirigiendo también a los cantantes) que esta vez se encuentra atrás y viendo por un monitor al director en escena (o eso parecia). Aunque esto no es novedoso hoy en día, sí hace aumentar las dificultades, haciendo más compleja la puesta.

Como ventajas, hizo que la mezcla de ópera barroca y «singspiel porteño» se encontrara en un marco más decontracté del clásico de teatro lírico.

La idea es tomar la obra, como teatro y dejar la música orquestal con las arias suprimiendo los recitativos (¿ no es este el sueño de más de uno?) Como cantantes sufriendo con la memorización , como público sufriendo a los cantantes estas partes a veces tan largas y aburridas,asimismo no fácil, ya que hay que adaptarlos al idioma y a la vez considerar que es justamente en estas partes en que la acción transcurre.

También se notó difícil para los cantantes el cambio vocal de estar hablando con cierta afectación de lo “cuasi cotidiano porteño” a tener que impostar la voz con arias de grandes dificultades, con coloraturas y sonido barroco.

La idea de coordinar videos con las letras a modo de subtitulado dotó de «modernidad a la obra»; el vestuario elegante como prolijo sumado a la escenografía contemporánea ayudaban al dinamismo de la obra, haciendo que la ubicación temporal fuera imprecisa pero cercana a nuestra época.

Si bien la función es llevadera, se agradecería un pequeño intermedio. Se hace larga la hora 40, que casi fueron dos horas reloj.

En el detallado se destaca la labor de la orquesta dirigida por Carlos David Jaimes que sonó en estilo y acompaño la escena, las arias y los diálogos, para no olvidar en ningún momento que estamos frente a una adaptación de Hándel.

Rocio Giodano en el rol de Agrippina se lució actoralmente, enmarcada en un bello vestuario se dedicó a conspirar y dominar la escena.

Walter Schwarz fue un Claudio simpático: si bien aparece relativamente poco, fueron sus apariciones y su gracia de lo más aplaudido de la noche: Con gran resolución vocal en la arias y conjuntos.

Oriana Favaro fue una deliciosa Poppea, con gran soltura vocal y vuelo lirico en todas las arias.

Cecilia Pastawski encarnó a Nerón desde lo actoral y lo vocal de manera increíble. Realmente parecía un adolescente atrapado en una cantante!

Ottone, encarnado por Pablo Travaglino fue solvente en lo actoral pero me pareció el que más le costó el trabajo de ir del teatro a la opera, especialmente cuando su papel es el del «héroe» de la obra.

Sergio Carlevaria, Luis Loaiza Isler y Adriano D´Alchimio fueron los típicos personajes de soporte que se roban el escenario. Le dieron mayor informalidad a la puesta y resolvieron las dificultades vocales con éxito.

Es pues esta Agrippina una experiencia digna de poner en la agenda. Jugada, observada y criticada, puede generar controversias pero es aplicable no sólo para los melómanos sino para los gustosos del teatro, y esta propuesta nueva se suma a una cartelera porteña que cada año presenta nuevas ideas, aunque ya atrasadas enel mundo .

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