ORQUESTA ESTABLE DEL TEATRO COLÓN
DIRECTOR MUSICAL INVITADO
David Syrus
CORO ESTABLE DEL TEATRO COLÓN
DIRECTOR
Miguel Martínez
DIRECCIÓN DE ESCENA
Marcelo Lombardero
DISEÑO DE ESCENOGRAFÍA
Diego Siliano
DISEÑO DE VESTUARIO
Luciana Gutman
DISEÑO DE ILUMINACION
José Luis Fiorruccio
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DISEÑO COREOGRÁFICO
Ignacio González Cano
PRINCIPALES INTÉRPRETES
LEOKADJA BEGBICK
Alejandra Malvino
JENNY
Victoria Gaeta
JIM MAHONEY
Gustavo López Manzitti
FATTY
Fernando Chalabe
TRINITY MOSE
Luis Gaeta
JACK SCHMIDT
Duilio Smiriglia
PENNYBACK
Alejandro Spies
ALASKA-WOLF JOE
Roman Modzelewski
Fotografias fentileza de Arnaldo Colombaroli
Mahagonny, el paraíso, el lugar de placer ilimitado, donde cada uno puede vivir como le plazca, claro en 1930, de la escritura de BERTOLD BRECHT y música de KURT WEILL transforma el escenario en una crítica al “capitalismo” y a la Alemania de la época. Su historia es muy lineal, en la cual el espectador se encuentra con tres criminales huyendo por el desierto, ellos crearan (según esta revisión) la ciudad de Mahagonny, también conocida como Netzestadt o «ciudad de trampa». El objetivo es robar tanto dinero como sea posible de otros y construir una fortuna sin tener que trabajar. Lo central de la historia es el trágico romance entre Jim Mahoney y Jenny Hill. Todo es ganador para Jim, siempre y cuando tenga dinero, porque sin el mismo tampoco puede haber amistad ni amor. por tanto, será una pesadilla de la sociedad.
El elenco mostró solidez en sus roles. El tenor GUSTAVO LÓPEZ MANZÍTTI sufre muy bien como el infeliz héroe, Jimmy Mahoney, a pesar de que su estilo de actuación parece demasiado intenso a veces, su dupla escénica fue una estupenda MARIA VICTORIA GAETA como Jenny quien fue provocadoramente refinada, desde la entrada en la célebre ‘Alabama Song’ desde la pasarela creada entre el foso de orquesta y la platea, conforma el relato ideal de este bataclan alemán al mejor estilo del cabaret.
FERNANDO CHALABE y LUIS GAETA son fantásticos como los padres fundadores de Mahagonny, el último canalizado en asociación con Leokadia de ALEJANDRA MALVINO , que se la vio segura y disfrutando del rol de la líder de los criminales que lideran la ciudad. Excelentes trabajos de DUILIO SMIRIGLIA, ALEJANDRO SPIES y ROMAN MODZELEWSKI como trío colorido de amigos de Jimmy el cual llevo a elevar la temperatura en la sala en sus escenas de los mandamientos. No disturbios, no un abucheo, como cuando fue su estreno en 1930, por el contrario, mucho entretenimiento disfrutado por el asalto a las clases de dinero que se encontraban en la platea del Teatro.
El director musical DAVID SYRUS trato la obra al estilo de musical de entreguerras, con matices dramáticos y oscuros que brillaron en una puntuación melódica excelente. La música embriagadora de Weill, está fuertemente atada con el cabaret alemán de los treinta y los modismos de jazz, desplegando ritmos de foxtrot mezclados con valses, tango y saxofones unidas a las fuerzas de los fagotes.
Mahagonny es una pesadilla de la sociedad, la regie de MARCELO LOMBADERO, es una devastadora crítica del consumismo autoindulgente y la codicia especulativa: el dinero o la falta de él solo determinan las fortunas de uno. Es un trabajo que nunca ha sido más tópico señalando resonancias contemporáneas. Nada es lo que parece, todo es ironía y mentira, hasta la ejecución de Jimmy, por el crimen de ser incapaz de pagar su camino, se transmite en vivo en pantalla grande, proporcionando un climax impactante. Los espectadores están implicados en un gesto Brechtiano final y en este punto todo finalmente estalla. Las principales atracciones de la ciudad son la prostitución, la gula, las apuestas y la bebida, cualquier cosa para sacar el dinero ganado con fuerza de los bolsillos de la gente. Podría estar en cualquier lugar, en cualquier momento – en su salón de sexo local, pub, centro comercial, su gran final, emerge como un cuadro de bataclan francés en donde las plumas y las pezoneras serán la lujuria social de los años 30, puesto que al 2017, la utopía socialista o anarquista no existe, somos todos el resumen del capitalismo, sentados entre los oropeles del Teatro Colon , mientras Brecth y Weill se ríen de nosotros mismos.