Público de todas partes del mundo, convergen en colocar a Shlomo Mintz, como uno de los principales violinistas de nuestro tiempo, apreciado por su impecable musicalidad, versatilidad estilística y dominio técnico.
Mintz nació en Moscú en 1957, emigró dos años después con su familia a Israel, donde estudió con la reconocida Ilona Feher. A los once debutó como solista junto a la Filarmónica de Israel. Poco después fue convocado, con una semana de anticipación, por Zubin Mehta (el director de orquesta contemporáneo más importante del mundo) para ejecutar el Concierto N° 1 para violín de Paganini. Hizo su debut en el Carnegie Hall a los dieciséis años en un concierto con la Pittsburgh Symphony, continuando sus estudios con Dorothy DeLay en la Juilliard School of Music.
Desde los dieciocho, Mintz sumó el rol de director a sus compromisos artísticos. Desde entonces dirigió numerosas orquestas en todo el mundo. Fue consejero musical de la Orquesta de Cámara de Israel y consejero artístico y principal director invitado de la Sinfónica de Maastricht y de la Orquesta Filarmónica de Zagreb.
Por primera vez, en el septiembre musical tucumano, se realiza el Festival que lleva su nombre, como asimismo el 1º Concurso Latinoamericano de Violín Tucumán 2018, en donde el celebre violinista preside el Jurado.
Dentro de los días de conciertos, se tuvo la dicha de escucharlo junto a amigos solistas de primer nivel mundial: violín: Shlomo Mintz, Rafael Gintoli, Xavier Inchausti / Viola: Flavio Ghilardi / Violoncello: Dmitry Yablonsky / Piano: Itamar Golan y Canto: Virginia Correa Dupuy. Durante el cual se interpretaron obras de Faure, Prokofiev y Beethoven de manera virtuosa con la impronta del Maestro.
Hay formas de describir tradicional, pero en este caso, que s epuede decir, el colorido vocal como su ductilidad vocal de la celebre mezzo tucumana VIRGINIA CORREA DUPUY dio entrada al concierto con obras de Faure.
A dos violines estuvieron Shlomo Mintz y Shlomo Mintz demostrando su musicaldad en una obra tan complicada como fue la Sonata para 2 violines de Prokofiev.
Para concluir , en una mágica interpretación del «Razumovsky quartet» de Beethoven.