Peripateticos amigos, hoy para reflexionar un poco entre conciertos en «lugares que se dicen no deben hacerse» es decir en el Teatro Colon, aquellos en los cuales la palabra vida posee la cualidad de decirse que es así cuando el tiempo corresponde y no desde la concepción ; uno reflexiona en que momento de la vida uno esta y va viendo cosas en derredor suyo que no se si causa gracia o uno si siente tristeza.
Ya uno no va a la opera a escuchar la opera de Verdi o cualquier otro autor sino va a ver la propuesta escénica, al hoy uno se pregunta si el autor a la mayoría les importa. Uno se pregunta que ocurre señores, los libros no dañan a nadie pero se cambio definitivamente por la imagen de los mismos, en otros tiempos a mi juventud uno leía y se entregaba a la magia del cine y ahi uno se creía tal o cual personaje del relato, ahora se destruye en revisiones absurdas para luego dar cátedra sobre tal obra sin siquiera algún espectador haberla leído. Estas reflexiones son como bien dice una amiga dilecta de un «melómano errante», la vida y el mundo me permite observarlas. En cada lugar que uno conoce siente los pueblos distintos por su educación, pero si puedo asegurarles que cuanto mas pobres son uno ve la lucha por el sobrevivir de la nada. Anécdota peripatéticos , estaba un 25 de diciembre en Mozambique en su capital Maputo, un lugar donde uno llega en barco como cuasi conquistador y baja de la nave , pasa un enrejado y se choca de la burbuja de un crucero a la sociedad hambrienta , donde se le muestra al turista una abandonada estación de tren (obra de Alexandre Gustave Eiffel) donde ya ni salen trenes sino es el lugar para dormir al fresco por el pueblo. Una ciudad donde las calles de tierra con asfalto destruido, todavía mantiene los orificios de las minas enterradas luego de la caída del ultimo dictador de turno. Pues caminando, partiendo el alma de cualquier espíritu sensible, entre a un mercado , y ahí fue mi mayor choque, una SEÑORA y la escribo con mayúsculas se hallaba tirada en el suelo , amamantado a su niño , en derredor unas hojas verdes que vendía como si fuesen lechugas, pero claro le faltaba una mano así que con su muñón tenia por el culo a su niño y con la otra lavaba hojas en un chorro de agua que para que decirles, no era justamente cristalina. Saque inmediatamente no se cuanta planta y se coloque en un plato de paga , al momento me lo arrojo con un pie y se me quedo mirando fijamente. Su mirada decía todo, no vivo de la lastima de nadie sino de lo que vendo. Fue tan fuerte lo que sentí, que en definitiva recuerdo haber comprado no se cuanta cantidad de «lechugas» y le di el dinero, miren mis peripatéticos mi conciencia quedo tranquila por la acción y mi culpa se aplacó, a mi lado gente que viajaban conmigo me decían pero vos esta «loco» acabas de dar casi 130 euros por unas lechugas lastimosas… No entendían, era 25 de diciembre navidad y una mujer que nunca mas volví a ver dio clase de dignidad de trabajo y a su vez dignificar el rol de madre como de mujer.. Pero claro todo esto sirve por los contrastes del hoy que antes escribía, el mundo nos lleva a ver esos contrastes esta en uno darse cuenta en que lugar uno se halla , hasta la próxima editorial mis peripatéticos amigos…