En general, se desaconsejaba el uso de gorros en interiores durante las épocas victoriana y eduardiana. Como regla general, las damas no los usaban para ir a la ópera, prefiriendo hermosos accesorios para el cabello a los sombreros. Sin embargo, dada la amplitud de la ópera y el número de espectadores, algunas mujeres se sentían demasiado expuestas para dejar la cabeza descubierta. Aquí les ayudó el gorro de ópera.
«Si el espectador honesto tiene miedo de desvestirse, entonces es más elegante usar un gorro de ópera. Se trata de un elemento de vestimenta muy ligero y elegante, generalmente de encaje o crepé, con exquisitas flores como decoración. Pero si se usa un gorro más sustancial, Si se requiere terciopelo blanco, cortado o sin cortar, es un sustituto adecuado, con flores de terciopelo o plumas ligeras»…
