Para la producción de A Midsummer Night’s Dream en la Ópera de París, Christian Lacroix creó alrededor de 200 trajes con cordones metálicos, blancos y rosas de la histórica firma francesa Sophie Hallette, así como joyas hechas con piedras preciosas. perlas y más millones de cristales Swarovski multicolores. También se utilizaron para decorar tocados – 90 coronas, diademas y tiaras, así como en accesorios – graciosas alas de insectos y hadas. Los trajes fueron creados por un equipo de 70 personas que trabajaron en ellos durante unas 10.000 horas.
Antes de aparecer en el escenario, todos los trajes y decorados tenían que ser aprobados por la Fundación George Balanchine en Nueva York. De forma clásica, los tutús de Lacroix se distinguen por una paleta de colores utilizados en ellos, que es un derroche de tonos suaves de melocotón, peonía y rosa, rojos y azules brillantes, que contrastan con el oro y la cabeza de burro marrón oscuro de Bottom.
Y en el vestuario y en la escenografía, se puede ver algún tipo de préstamo artístico. Lacroix tomó ideas de litografías en color de libros para niños de la década de 1890, pinturas de hadas victorianas, así como obras de Richard Dadd, Arthur Rackham, Estella Canziani y Richard Doyle. De hecho, es casi imposible no notar la enorme capa larga de Richard Doyle en su ilustración «El príncipe enamorado de cuento de hadas» (de la serie «Imágenes del mundo de los elfos en la tierra de las hadas») en la capa espaciosa. diseñado por Lacroix para bailarines y, en particular, para Teseo, duque de Atenas, con un manto de seis metros de tejido brillante e iridiscente.
El mundo encantado, encarnado en el escenario por el genio de Lacroix, es sin duda hermoso, pero las mentes creativas que quieran recorrer este camino deben recordar que no todos los diseñadores de moda pueden ser diseñadores de vestuario de ballet.