La ópera «Manon Lescaut» de Giacomo Puccini es conocida por su complejidad, tanto en términos musicales como de narrativa. La obra, considerada revolucionaria, ha dejado a los expertos debatiendo sobre la influencia de los cinco libretistas involucrados en su adaptación. La producción de 1893 en el Teatro Regio de Turín fue un éxito rotundo a pesar de la falta de coherencia dramática.
La versión actual, dirigida por Robert Carsen en Viena, desafía aún más las convenciones al presentar una reinterpretación audaz de la historia. Carsen se sumerge en el tema de la misoginia y destaca cómo los hombres ricos pueden abusar del poder sobre las mujeres consideradas desechables en su mundo.
© Wiener Staatsoper
La trama, que sigue la historia de Manon desde su fuga con Des Grieux hasta su trágico final, se ve transformada visualmente en un centro comercial contemporáneo lleno de simbolismos. Carsen juega con la ambientación, actualizando personajes y lugares, lo que añade un toque moderno a la narrativa original.
El elenco, encabezado por Carlos Osuna como Edmondo y Davide Luciano como Lescaut, ofrece interpretaciones convincentes. La presencia escénica de Osuna y la actuación llena de carácter de Luciano agregan capas a sus respectivos roles, alejándose de estereotipos convencionales.
Evgeny Solodovnikov como Geronte, aunque amenazador y abusivo, presenta una voz de bajo que algunos pueden considerar débil para el papel. Sin embargo, su actuación añade una dimensión de violencia y autoritarismo al personaje.
Joshua Guerrero, quien reemplaza a Yusif Eyvazov como Des Grieux, demuestra ser una mejora notable. Su tenor robusto y viril aporta intensidad y pasión a la interpretación del personaje, destacando en los momentos más emotivos de la obra.
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Anna Netrebko, en el papel de Manon, domina el escenario con su presencia escénica y riqueza expresiva. A pesar de un comienzo lento en el Acto I, Netrebko se recupera con actuaciones conmovedoras en los momentos culminantes de la ópera, mostrando una conexión palpable con Guerrero.
La dirección de Jader Bignamini al frente de la Orquesta de la Ópera Estatal de Viena destaca la sensibilidad melódica de la partitura de Puccini. Bignamini logra un equilibrio entre la intensidad apasionada y la flexibilidad necesaria para permitir que la música respire, creando una experiencia auditiva cautivadora.
En resumen, la versión de «Manon Lescaut» en Viena, bajo la dirección de Carsen, es una propuesta valiente y controvertida que añade capas inesperadas a la trama clásica. Aunque la puesta en escena pueda desconcertar a algunos puristas, las interpretaciones sólidas del elenco y la dirección musical de Bignamini hacen de esta producción una experiencia teatral única.
