UN CAFE en el GAMBRINUS …

0
322

En distintos viajes a Napoles, entre ida y vuelta a pie desde el puerto donde parten aliscafos y otras embarcaciones a las islas de Capri e Ischia hasta la zona céntrica, comienzo por la calle Chiaia, una de las mas comerciales de la ciudad con diferentes bares y restaurantes. Pero, merece la pena entre tanto ruido de motocicletas y gente que deambula hacer una parada en el numero 1 de esta arteria, al lado de la Plaza del Plebiscito.

Justo allí, se encuentra hace mas de 150 años uno de los rincones mas agradables de la ciudad y de la vieja Europa, el Café Gambrinus.

Este local pleno de buen gusto y tradición esta decorado con obras de arte italiano del Siglo XIX, en la Belle Epoque se transformo en Café Concierto donde se presentaban los mejores músicos de la época. Aun en la actualidad, hay días especiales (justo a mi me toco estar en uno de esos…) donde se invita a la población a pasar una tarde recreando aquella época entre vestuario, música y repostería tradicional.

Mientras por aquellos años se disfrutaban los encuentros sociales con sus famosos pasteles y helados, sobre la Segunda Guerra Mundial el café fue clausurado por el gobierno fascista con la excusa de que el ruido no dejaba descansar el Prefecto de turno…aunque la realidad fue que aquel era un lugar de encuentro de artistas y escritores contrarios al régimen. Luego de la guerra se mantuvo en juicio durante años con el Banco de Napoli que lo había ocupado durante la clausura hasta que finalmente recupero sus salones.

Hoy es un mito real que no se detiene, los personajes mas populares, turistas, locales, hasta los Presidentes no dejan de visitarlo. Allí se mezclan un mobiliario (en sus mesas y barras han pasado entre otros Wilde, Sartre, Hemingway…) y una galería única con el placer del formidable café. Tienen las versiones ristretto (fuerte), lungo (mas diluido), maccchiato o schiumato (con algo de leche o espuma) y el corretto (con un poco de licor). Según uno de los mozos tienen una venta media de 1500 espressos diarios. Es imperdible acompañarlo con el famoso postre «baba»aunque de origen polaco, se difundió mas por el sur de Italia, es un bollo de bizcochuelo de vainilla, con un suave aroma a licor y bien bañado en almíbar de frutas.

En el final, fue una jornada impecable, desde la terraza, ya con luz de luna llena admire los mejores edificios de Nápoles: la cúpula de las galerías Umberto I, el Palacio Real, San Francisco de Paula. y el celebre Teatro San Carlo que desde el 700 esta como historia viva de esta ciudad.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí