Los vericuetos en las relaciones de una monarquía, como es en este caso la británica, siempre atrae al público. En esta pieza de la autora Sandra Frazen y Patricia Suarez, se entreteje todo el aditamento de la búsqueda de la felicidad de parte del Príncipe George de Kent (1902-1942), en donde para una sociedad post victoria la reglas sociales eran las equivocadas para él. Un George que elegía la compañía masculina para lograr el amor, una madre sobreprotectora que es la Reina María, un amante el dramaturgo Noel Coward y la futura esposa social “como Dios manda”la Princesa Marina De Grecia y Dinamarca.
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Una obra breve, en donde la palabra y la intriga esta al orden del espectador. En donde la Republica Argentina “La joya más Preciada” se transforma en poderío económico por los pactos económicos entre ambos países, pero que también esta planteado por el amor que posee este heredero de la corona por José Evaristo Uriburu Roca (hijo del embajador argentino en Londres), una historia que plantea un mas allá en la hipocresía social . Una sociedad que la palaba homosexual debía taparse y mas viniendo de la monarquía o de la alta sociedad. Sus protagonistas se hallan en una línea actoral lineal, Ulises Puiggros como George destaca su belleza como fue su original en la vida real, su planteamiento escénico es correcto e intrigante , que hará con su vida?; la Princesa Marina de Grecia y de Dinamarca es subyugante en interpretación el esta asumido por la actriz Debora Longobardi con el estilo de aristócrata con heráldica, que debe si o si pertenecer a la corte inglesa, aunque sepa los vínculos de su marido con otras personas. En el rol de Noel Coward, el actor Javier Báez conforma el famoso dramaturgo como aprovechador de las falencias del príncipe y, llegando a vender a la Reina Madre las cartas de amor entre su hijo y él. La reina Madre en una ajustada actuación de la actriz Alicia Muxo, probablemente le falte no carácter en su rol pero si mayor seguridad como la Reina María, un poco del estilo británico en orgullo e ironía.
La dirección de Graciela Pereyra es excelente en el marco de una sala pequeña, ideal para esta intriga de la vida del Príncipe George de Kent.
En resumen, una obra para disfrutar de la intriga palaciega casi contemporánea, que une por amor a Gran Bretaña y a nuestra patria, en donde mismo se muestra la discriminación como la frustración el cual continua como principio social que se repite .
