Idea y dirección: Iván Haidar – Performers: Bárbara Alonso, Constanza Copello, Julián Dubié, Josefina Imfeld, Julián Merlo, Mauro Pierotti, María Eugenia Roces, Florencia Sánchez Elía, Victoria Delfina Serra. Asistencia de producción: Emmanuel Palavecino. Asistencia de dirección: Jimena García Blaya. Producción: La Infinita. Dirección y preparación musical: Guillermo Vega Fischer. Co-producción: El Cultural San Martín, Complejo Teatral de Buenos Aires, Unsam, Idartes, Universidad Javeriana de Bogotá. Sala: El Galpón de Guevara. Nuestra calificación: Muy Buena
“El Galpón de Guevara” es precisamente un galpón… en la calle Guevara, a la que se llega por otras tantas calles oscuras, en una noche de calor agobiante. Que continúa en la gran antesala, con el solitario alivio de algún gran ventilador y la barra de bebidas con hielo, sobre las que se arroja el muy numeroso público, a veces asistido con algún abanico…
Y sin embargo, al pasar a la sala propiamente dicha, la frescura del aire acondicionado es un alivio cordial. En la oscuridad creciente pueden distinguirse los asientos y gradas, y el creador de la obra da la bienvenida añadiendo informaciones e indicaciones.
Ya desde lo apenas visible se distingue una figura en el suelo rodeada de dispositivos múltiples (“loopera”, es decir productora de “rulos” de sonido) que comienza a generar una tenue “body music” mediante un micrófono aplicado a sí mismo. Diversos efectos vocales van añadiéndose, que son procesados por medios electroacústicos en “tiempo real”.
Gradualmente otras tantas figuras emergen de las sombras, encorvadas y apoyándose unas a otras, en un desplazamiento minuciosamente lento y continuo: los movimientos son registrados por las cámaras y vueltos a proyectar sobre las mismas figuras, todo el conjunto sobre la superficie de una pantalla blanca, fondo emergente de la penumbra.
Así como los cuerpos proliferan reproduciéndose, superponiéndose real e imaginario, también las voces en paralelo se incrementan y propagan, al instar de cambios en tonalidades y efectos. Algunos giros interválicos (segundas menores, terceras mayores) proporcionan una ampliación que habrá de acrecentarse con el invisible y constante procesamiento.
Asistimos pues a la doble generación de una heterogeneidad plural de cuerpos en desplazamientos y agrupamientos (asimismo el tinte de los mismos varía según las superposiciones) con sus correspondientes analogías sonoras, siempre partiendo de la producción vocal con toda la amplitud posible de efectos percusivos hasta la culminación expansiva de la línea de alturas.
En síntesis, una notable experiencia visual y musical, a partir de una idea original que se va ampliando y generando numerosas posibilidades, en un crecimiento progresivo, coherente y sorprendente 1.
____________
1 Es posible asociar antecedentes o similitudes, algunos de los cuales he tenido oportunidad de presenciar, p. ej. “Argumentum Ornithologicum” de La Organización Negra, donde también la producción musical formaba parte integral. O bien experiencias musicales – a veces con proyección de cuerpos en movimiento – como “Stimmung”, o “Spiral” de Karlheinz Stockhausen, que si bien no envuelven procesamiento electroacústico se fundamentan en la ampliación de una fuente sonora mediante armónicos o indicaciones de transformación, respectivamente. Y también, en el archivo, “Omaggio a Joyce” de Luciano Berio, en épocas en las que el procesamiento electroacústico de la voz humana tardaba días y días. Por cierto, bien valían la pena cuando terminaba en una obra maestra siempre vigente.