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Silvana Moreno y el Teatro del Bicentenario: la usina donde San Juan crea, late y se proyecta al mundo

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San Juan, Argentina, 27/11/2025. En un país donde la cultura suele sobrevivir a fuerza de milagros, el Teatro del Bicentenario de San Juan decidió no sobrevivir: decidió existir con estridencia. Y en esa apuesta desafiante, casi insolente, aparece la figura de Silvana Moreno, directora artística y general, cuyo tono calmo apenas disimula el vértigo de lo que lidera: un teatro que funciona como laboratorio, fábrica, faro y declaración política en un mismo gesto.

Apenas 24 horas después del estreno mundial de Pagliacci —sí, estreno mundial, en San Juan y no en Nueva York o Berlín— Moreno recibe la pregunta incómoda con naturalidad.

“Esto es San Juan para el mundo, literalmente”

—Silvana, ¿cómo se siente una sanjuanina después de una mega producción que podría estar en una capital europea y sin embargo está acá, en el oeste argentino?

“Se siente profundo. Muy profundo. Nada de lo que viste anoche es casual. Este teatro nació con un propósito: transformar a San Juan en un polo artístico-cultural real, no un slogan. Estamos entrando a la primera década y seguimos sosteniendo la misma visión. El teatro está pensado como un templo para el desarrollo del arte.”

Templo, sí, pero también máquina: 1.200 localidades, un foso moderno caminable, tecnología escénica que no existe en otras salas del país y un concepto de teatro-fábrica que haría sonrojar a más de una capital cultural que vive de su prestigio pasado.

Zanetti, Nápoles, San Juan y una ópera que no pidió permiso

—La puesta de Zanetti creó una Nápoles disruptiva ante el totalitarismo del “Duce” y la guerra con alma sanjuanina. ¿Qué pasa cuando la estética global se cruza con la identidad local?

“Entrar en el mundo de Zanetti es dejarse llevar. Es un viaje. Con Eugenio hay un lenguaje compartido. Y él dialoga con nuestra identidad: San Juan aún conserva esa vida de pueblo, esa mezcla de italianos y españoles, esa siesta sagrada. Eso encontró resonancia con el público.”

Y resonó fuerte: silencio absoluto en la sala, una concentración casi religiosa y un detalle que en Buenos Aires ya es exótico: la sorpresa sincera del espectador.

Arte como alimento, el público como comunidad

Moreno no negocia esta idea: el teatro no entretiene, nutre.

“Ayer mil personas vivieron una experiencia colectiva y a la vez íntima. Cada una desde su historia y su ser. Eso es lo que buscamos: arte que transforme, que inspire, que te devuelva algo que creías perdido.”

Y lo más disruptivo: salvo los solistas internacionales, todo el elenco fue sanjuanino. No es marketing. Es política cultural.

“No somos una burbuja. Somos un sistema.”

—¿Cómo se sostiene un teatro así en un país tan cambiante como Argentina?

“Con estrategia y continuidad. Somos un teatro de gestión provincial. Dependemos del Ministerio de Turismo, Cultura y Deporte. Desde 2016 mantenemos un plan sostenido. Sin apoyo oficial no existiríamos.”

Nada de romanticismos. Moreno no lo dice, pero se intuye:

la cultura sin política no existe; la política sin cultura no trasciende.

El apoyo local y las alianzas nacionales e internacionales —como el histórico San Carlo de Nápoles— sostienen un ecosistema que combina tradición e innovación sin pedir permiso.

El turismo cultural no es una utopía; es un mercado

“Argentina tiene que entender que el turismo cultural no es solo bodegas. La ópera, la música, la danza también son industria. Y generan un público propio.”

San Juan empieza a hacer algo que el país rara vez hace: exportar cultura desde el interior hacia el mundo, sin pasar por Buenos Aires como aduana simbólica obligatoria.

El teatro que respira, late y produce

Moreno habla del teatro como organismo:

“Tenemos talleres propios, programas de formación, dos salas, un equipo joven que ama lo que hace. Somos un teatro vivo. Y un teatro vivo debe facilitar: facilitar que las cosas pasen, que los artistas crezcan, que los proyectos existan.”

Su frase más reveladora cae sin énfasis, como quien dice una obviedad que no lo es:

“El arte es comida.”

Y sí: se notó.

Despedida

El encuentro termina con una certeza:

San Juan no quiere imitar ningún modelo.

Quiere crear el suyo.

“Muchas gracias. Encantada. Hasta pronto”, dice Moreno.

Pero su mirada deja otra frase flotando, casi como consigna involuntaria:

El futuro cultural del país no está solo en las capitales. Está donde haya voluntad, riesgo y visión.

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