La estrella de principios del siglo XX, Sarah Bernhardt, se distinguió por una mirada magnética, una feminidad y una sensualidad increíbles. Al mismo tiempo, le encantaba impactar. La diva del teatro enloqueció a los hombres en diferentes países. Tenía decenas de fans y le gustaba tener la atención de los hombres. Los asuntos amorosos de Sarah se discutieron en todas partes. Incluso el emperador ruso Alejandro III quedó fascinado con ella. Sarah Bernard consiguió los mejores papeles en el teatro, era el centro de atención de los hombres más ricos, las mujeres la envidiaban. Y esto espoleó a la actriz en varias locuras fantásticas.
Las increíbles joyas de la actriz se han convertido en un símbolo de una época pasada y del estilo Art Nouveau. La estrella francesa ordenó joyas no solo para ella, sino también para numerosas mascotas. Y ella tenía un lagarto monitor, un guepardo, una tortuga y otros animales. El guepardo recibió un precioso collar hecho a mano, entonces la pobre tortuga sufrió en general, porque el dueño decidió incrustar su caparazón con placas de oro y topacios.
Para la actriz, trabajaron un par de maestros: el artista Alfonso Mucha y el joyero Georges Fouque, que encarna las fantásticas ideas de Mucha. Por ejemplo, para la Medea teatral interpretada por Bernard, se inventó un brazalete de serpiente que podía transformarse y conectarse con anillos. Rubíes, ópalos, oro: las tiaras y otras joyas de la actriz sorprenden incluso ahora.
La aparición de otro joyero, René Lalique, en el entorno de la diva, dio lugar a un nuevo estilo que combina lo femenino y la belleza con imágenes de la naturaleza. Flores de esmalte y perla, nácar, rubíes morados. Hoy en día, muchas joyas son el orgullo de las colecciones privadas.
Sarah amaba el collar de ópalo más que nadie. Parecía una corona invertida. Bernard consideraba que los ópalos eran talismanes personales.
Se puede decir que las joyas de Sarah Bernhardt enloquecen y enloquecen al igual que su brillante amante.