Organizado por la Fundación Teatro Colón de Buenos Aires ,en el ámbito de la Embajada de Francia (Palacio Ortiz Basualdo)
Luego de la bienvenida clásica a este tipo de evento de parte del anfitrión el Sr. Embajador de Francia Pierre Henri Guignar, continuó con unas breves palabas de parte de la Sra. Maria Teresa Taquini de Blaquier (Presidenta de la Fundación Teatro Colón) en donde hizo referencia a los concursos de canto que patrocina la mencionada Institución («Belvedere» y «Alejandro Cordero»); como siempre el gran mecenas de la música, el Dr. Alejandro Cordero, se refirió a dar la bienvenida a todos a tan magnífico ámbito de nuestra sociedad argentina, contándonos parte de su historia y asimismo comentar los ganadores de su XI concurso de canto .
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Pues fue así, que luego la magia del francés Bizet envolvió la sala ; entre su boiserie como la de sus bellos plafonds, dio un marco de desarrollo exquisito para escuchar la célebre ópera Carmen (selección), que transportó al público presente a otras épocas.
Los destacados solistas, estuvieron en tempo y escena de manera correcta como dinámica. Florencia Machado encarnó una Carmen con matices estupendamenente marcados por el Maestro Marcelo Ayub (director musical y acompañante al piano). El don José de Fermín Prieto tuvo altamente una impronta abrupta ideal para el rol, su entrega final así lo demostró .Las dos cigarreras amigas de Carmen, Frasquita (Constanza Díaz Falú), Mercedes (Rocío Arbizu) fueron un demostración de buen gusto en el tratamiento de dichos personajes, sin llegar a la burdez. Sus voces acompañaron de manera brillante a Carmen, sobre todo en el trío de las cartas , en donde entre escena y voz lograron la fatalidad que se anuncia.
Sebastián Angulegui, dio en voz como en presencia una Escamillo de gran seguridad vocal, perfecto en rol jugando con sus «damiselas».
Micaela que decir, su dulzura la transmite en la voz como en su rostro, estoy hablando de Marina Silva, quien, en «Je dis que rien ne m’épouvante» conmovió en lagrimas a los espectadores que la observábamos en las primeras filas, toda una posesa en rol.
Un savoir faire avec tristesse , es decir, uno sentía muchas ganas de seguir escuchando estas bellas voces en tan magnífico ámbito, lo cual amerita las felicitaciones a los anfitriones los cuales, conformaron una velada francesa en donde todo fue refinamiento , belleza y Bizet dijo presente con tan excelentes cantantes.