La historia de las lilas es una narración asombrosa y llena de romanticismo. En una ocasión, durante una de sus actuaciones, Sergei Rachmaninov recibió un magnífico ramo de lilas. A partir de ese momento, ningún concierto suyo, sin importar si era en Moscú, Kiev, San Petersburgo o Kharkov, estaría completo sin tan encantadoras ofrendas. Después de la primera ejecución de su poema «Las Lilas», Rachmaninov fue obsequiado con una batuta de marfil esculpida con motivos de lilas, así como un atril de director adornado también con estas delicadas flores. Sin embargo, la misteriosa admiradora permaneció en el anonimato, sin dejar ni una tarjeta ni una nota que revelara su identidad.
Finalmente, uno de los músicos que había tenido el privilegio de conocerla personalmente desveló el nombre de la enigmática dama. Sergei Vasilyevich le expresó su gratitud en una carta, a lo que ella respondió, dando inicio así a una correspondencia entre ambos, a pesar de que nunca se habían cruzado en persona. La misteriosa mujer era Fekla Yakovlevna Russo, una consumada maestra de la provincia de Kiev.
Más tarde, debido a la admisión de niños en instituciones educativas, Fekla Yakovlevna se trasladó a Moscú. Sin embargo, este cambio de entorno, la separación de su trabajo anterior y la trágica pérdida de su esposo tuvieron un impacto devastador en su estado emocional. En medio de esta difícil etapa, asistió a uno de los conciertos de Rachmaninov. La música del compositor y su magistral interpretación la cautivaron por completo, transformando su ánimo por completo. Al día siguiente, Fekla Yakovlevna le envió un primer ramo de lilas como muestra de su profundo agradecimiento.
Hasta el día de hoy, el Museo de Cultura Musical de Moscú conserva el manuscrito de los bocetos originales de Rachmaninov para su poema «Las Lilas». En la portada de dicho manuscrito está inscrito: «BS de S. Rachmaninov. 1 de enero de 1914. Moscú». BS hace referencia a la Lila Blanca, el apelativo que el compositor obtuvo para su enigmática benefactora.