Coreografías: Ana Itelman y Mauricio Wainrot
Ballet Contemporáneo del Teatro San Martín
Dirección: Andrea Chinetti
Compañía:Constanza Agüero, Brenda Arana, Lucía Bargados, Melisa Buchelli, Carolina Capriati, Flavia Dilorenzo, Fiorella Federico, Paula Ferraris, Daniela López, Silvina Pérez, Eliana Picallo, Andrea Pollini, Eva Prediger, Sol Rourich, Ivana Santaella, Agostina Scarafia, Manuela Suárez Poch, Adriel Ballatore, Darío Calabi, Matías Coria, Matías De Cruz, Lautaro Dolz, Rodrigo Etelechea, Darcio Gonçales, Jonas Grassi, Alejo Herrera, David Millán, Andrés Ortiz, Benjamín Parada, Boris Pereyra, Emiliano Pi Álvarez, Rubén Rodríguez y Damián Saban. Los asistentes coreográficos son Diego Poblete y Elizabeth Rodríguez.
Piazzolla y su impronta musical nos retrotrae a la historia propia de nuestra Patria. Figura que en su momento fue contradictoria por los puristas del tango, pero que supo interpretar nuestro espíritu argentino en todas sus formas. Su música trasciende épocas y como comenté si uno se pone atento a sus obras, uno siente todos los estadios de nuestro pueblo e idiosincrasias. Piazzolla es un ideal para transmitir emoción en el ballet y si está bajo las autorías coreográficas de Itelman y Wainrot, es pura emoción.En el comienzo nos encontramos con un solo Ahí viene el rey, coreografía creada por Ana Itelman, en donde la pasión y la soledad se conjuga en las líneas puras del bailarín Lautaro Dolz, quien con su “funye”, va en la búsqueda arrebatadora en solitario de su protagonismo.Siguieron luego tres obras del celebrado coreógrafo Mauricio Wainrot, primero es el turno para Escualo – Dúo de Estaciones Porteñas en el cual con contrastes y fuerza dan una diatriba de amor y de libertad, en la misma se apreció a la pareja formado por Brenda Arana y Rodrigo Etelechea.Vinieron después Libertango y Cuatro estaciones de Buenos Aires, en donde el Wainrot arrollador, arremete en líneas con los bailarines brindando la grandeza de los movimientos corporales en comunión con las partituras de Piazzolla. Momentos sublimes en todo momento emergen, la fusión de Vivaldi con Piazzolla en la versión de Gidon Kremer nos dan el clima de entrega sobre todo en el movimiento del “canon” durante el cual uno siente a piel la pasión emocional.Cuando se vuelve a ver la Compañía del Ballet Contemporáneo del Teatro San Martin de regreso a la Sala del Martin Coronado, que decirles, es un brindis de felicidad, el público asistente sintió justamente ello, a lo cual, fue la efusión en los aplausos a toda la Compañía y en especial a Mauricio Wainrot , es allí en donde uno distingue al gran “Svengali de la danza” que demuestra que su talento siempre fluye par el brillo ante el talento de todos los bailarines y sus talentos individuales ante el todo de las obras . Un homenaje a Piazzolla, que demuestra la trascendencia.